"Ciudades y Biodiversidad, Pronóstico", es el título del informe realizado por la Convención de las Naciones Unidas sobre Diversidad Biológica. El estudio incluye contribuciones de 123 científicos del mundo y afirma que más del 60% de la tierra que se convertirá en zona urbanizada de aquí a 2030 está por edificar, lo que representa "una enorme posibilidad".

"Se deben promover desarrollos urbanos innovadores que usen los recursos de forma eficiente, que tengan poco impacto carbónico y preserven la biodiversidad", reza el texto, el primer análisis mundial sobre el tema.

"La manera en que nuestras ciudades están diseñadas, la manera en que la gente vive en ellas y las decisiones de las autoridades definirán el futuro de la sostenibilidad global", señaló el secretario ejecutivo de la Comisión, Braulio Dias.

El informe revela que la mayor expansión urbana ocurre en lugares cercanos a zonas donde existe una gran biodiversidad y en las áreas costeras.
"Este informe aboga firmemente por otorgar mucha más atención de los urbanistas y los dirigentes a la riqueza natural de los lugares donde las urbes serán construidas", afirmó, por su parte, Achim Steiner, director ejecutivo del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente.

"Un desarrollo urbano sostenible que tenga en cuenta el valor de los ecosistemas representa una enorme oportunidad para mejorar las vidas de sus ciudadanos y acelerar las transición hacia una economía verde", agregó Steiner.

El informe recuerda que la biodiversidad urbana reporta importantes beneficios para la salud. Diferentes estudios han mostrado que la cercanía a los árboles reduce la prevalencia de asma y las alergias en la infancia.

"Las ciudades deben aprender cómo proteger y mejorar su biodiversidad, porque una amplia biodiversidad puede existir en la ciudad y ésta es extremadamente importante para la salud y el bienestar de los ciudadanos", aseguró el profesor Thomas Elmqvist, del Centro de Recuperación de Estocolmo, director científico del informe.

Uno de los casos citados en el estudio es el de Bogotá, donde medidas como cerrar las carreteras a la circulación los fines de semana, mejorar el sistema de transporte en común y crear carriles para bicicletas han incrementado el porcentaje de ciudadanos que hacen ejercicio físico y han reducido las emisiones de gases de efecto invernadero.