Bautizada como "Economía verde: Un camino hacia el desarrollo sostenible", la Asamblea General de la ONU ha debatido distintos modelos económicos que deben llevarse a cabo para lograr una lucha efectiva contra el cambio climático a todos los niveles, en una reunión de la que deben salir ideas para la cumbre brasileña.

"Sólo queda un año para la conferencia y estamos esforzándonos para lograr un resultado significativo, uno que impulse el liderazgo político hacia un objetivo común: el desarrollo sostenible para todos", dijo en la apertura del debate la vicesecretaria de la ONU, Asha-Rose Migiro.

En su intervención, Migiro destacó la importancia de la cumbre Río+20 especialmente ante el impacto que puede tener para los países en vías de desarrollo, "unas naciones que se enfrentan a una amplia gama de desafíos", dijo.

Sin embargo, pueden beneficiarse "enormemente" si evitan las tecnologías altamente contaminantes del siglo XIX e inician el camino de la energía limpia del siglo XXI, añadió la vicesecretaria general, que apostó por encontrar modelos de economía verde adecuados para todos los contextos y países.

El representante de la Unión Europea ante la ONU, el español Pedro Serrano, destacó la necesidad de que se diseñen políticas económicas de economía sostenible a nivel nacional y regional, que tengan en cuenta las necesidades y las circunstancias específicas de los distintos países.

Destacó que la UE espera que en Río+20 se logre una hoja de ruta común que "ayude a todos los países a acelerar su transición a la economía verde" y que contenga "los pasos necesarios" para conseguirlo a nivel nacional, regional e internacional.

Coincidiendo con la celebración de ese debate, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) presentó una guía dedicada a los países en vías de desarrollo que tiene por objetivo ayudarles a llevar a cabo políticas para financiar la lucha contra el cambio climático.

A la mayoría de los gobiernos les falta "conocimiento y capacidad para acceder a la compleja y altamente técnica estructura financiera de la lucha contra el cambio climático, donde están activos más de 6.000 fondos de capital privado y fondos públicos internacionales", indicaron los responsables del PNUD en un comunicado.

La número dos del PNUD, la costarricense Rebeca Grynspan, explicó que en ese comunicado que ante la ausencia de una capacidad efectiva de crecimiento y de unos servicios de asesoría adecuados "existe un riesgo significativo de que sólo unas pocas economías emergentes se beneficien de los desarrollos positivos que presenta la situación".