En la CEZ no se habían vuelto a ver osos pardos desde hacía más de un siglo, aunque sí se habían detectado signos de su presencia. 

Mike Wood, uno de los principales autores del estudio, afirmó que consiguieron ver a un oso a través de varias cámaras que un compañero suyo tenía ocultas "con el fin de empezar a tener una idea de qué tipo de fauna había allí".

El experto explicó que "cuando la gente desaparece de una zona por un tiempo prolongado, los animales vuelven porque descubren que están a salvo de los peligros que representan las personas". Y es que tras el accidente nuclear de Chernobyl en 1986, más de 100.000 personas fueron evacuadas de sus hogares en un radio de 30 kilómetros del reactor nuclear dañado.

El estudio de Wood forma parte de 'Transfer, Exposure, Effects (Tree)', un programa de cinco años de investigación que pretende reducir la incertidumbre en la estimación del riesgo para los humanos y la vida silvestre asociados con la exposición a la radioactividad.