En tres de esas especies, el ágila-azor perdicera, el azor común y el aguilucho lagunero occidental, es la primera vez que se documentan casos de intoxicación grave por ingesta de plomo.

Los resultados de la investigación desvelan que el 10,5% de los buitres leonados, el 0,8% de los milanos reales, el 10,5% de las águilas reales y el 12,5% de los azores comunes analizados mostraron niveles de pllomo en el hígado superiores a los 30 microgramos por gramo en peso seco, que son compatibles con una intoxicación severa por plomo, que es potencialmente mortal.

El 33 % de los quebrantahuesos, el 73% de los buitres leonados, el 17% de las águilas imperiales y el 6% de los milanos presentaron niveles de plomo en sangre superiores a los 20 microlitros/decilitro, equivalentes a una exposición por encima de los niveles basales en aves en los que pueden empezar a aparecer efectos letales.

La principal causa de intoxicación, según este trabajo de investigación, sería el plomo, al que las aves están expuestas a través de diversas fuentes como la ingestión de perdigones o restos de munición de este metal.

Los autores del trabajo han querido llamar la atención sobre que el cambio hacia el uso de municiones alternativas al plomo en España se ha limitado al cumplimiento de la prohibición de usar munición de este tipo en humedales protegidos.