La población del águila imperial ibérica 'Aquila adalberti' en Andalucía ha alcanzado este año las 101 parejas nidificantes, lo que supone un incremento del 6,3% de la actividad reproductora de esta especie respecto a 2014, según los trabajos de seguimiento que anualmente realiza la Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio para conocer la población de esta ave rapaz. 

En un comunicado, la Consejería ha advertido de que esta cifra puede sen aún mayor ya que se ha detectado ocho parejas más que al final no construyeron nido. En este sentido, los censos realizados por la Junta constatan que esta especie, catalogada en peligro de extinción, ha crecido especialmente en Sierra Morena donde ha pasado de 79 parejas a 88, mientras que en Cádiz continúan las cuatro de 2014 y en Doñana se reduce en dos el número de parejas, pasando de once a nueve especiales, por la desaparición de dos a causa de una infección de enfermedad parasitaria. 

Asimismo, la Consejería ha recalcado que estos resultados confirman la "tendencia positiva que muestra esta rapaz desde 1989 hasta ahora", con un 5,6% de incremento interanual. Es por ello que esta es la primera vez que en Andalucía se supera el límite de las 100 parejas, considerado por la Directiva Aves y Hábitats de la Unión Europea como el tamaño poblacional mínimo necesario para alcanzar un estado favorable de conservación de la especie. 

Según la Estrategia Nacional para la Conservación del Águila Imperial Ibérica, para lograr una población reproductora con tendencia creciente no fragmentada se debe alcanzar al menos en la Península Ibérica las 500 parejas, un objetivo establecido también en el Plan de Acción para la Unión Europea y basado en la aplicación de los criterios de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) para poblaciones pequeñas y de distribución restringida, como es el caso de esta especie endémica. 

En este sentido, como la población de Andalucía supone el 20% de la existente en la Península Ibérica, le corresponde llegar a un mínimo de 100 parejas reproductoras y mantenerlas durante un periodo de seis años como mínimo antes de considerar que adquiere un estado favorable de conservación. 

A pesar de estos buenos resultados, el plan que desarrolla la Consejería para recuperar esta ave en la región tiene como una de sus prioridades consolidar los núcleos poblacionales de Doñana y Cádiz, los cuales no muestran un crecimiento parejo al del resto de Sierra Morena. Así, para favorecer el éxito reproductor en el Espacio Natural de Doñana la Junta está reforzando la población de conejos; mientras que en Cádiz se está liberando pollos rescatados en el campo, de acuerdo con el protocolo de seguimiento y gestión del citado programa de recuperación. 

EQUIPO DE SEGUIMIENTO Y COLABORACIÓN
No obstante, las actuaciones realizadas por la Junta de Andalucía creando un equipo de seguimiento especializado han permitido mantener la actual tendencia de crecimiento de la especie gracias a la colaboración con propietarios de fincas con presencia de águila imperial, la reducción de las causas de mortalidad no natural de la especie mediante el arreglo y modificación de tendidos eléctricos peligrosos, la lucha contra el uso ilegal de cebos envenenados o el rescate de huevos y pollos en riesgo de muerte. 

Según los estudios científicos realizados sobre el águila imperial ibérica las medidas de conservación que más favorecen a la dinámica poblacional son aquellas dirigidas a reducir la mortalidad de adultos y jóvenes que ya han volado del nido. En este sentido, gracias a la Estrategia Andaluza contra el Uso del Veneno se ha logrado que por sexto año consecutivo no se haya detectado la muerte de ningún ejemplar envenenado en toda Andalucía. 

Además, la muerte por electrocución también se ha reducido gracias a la revisión de instalaciones eléctricos. No obstante, este año se ha registrado la muerte de al menos un ejemplar inmaduro de águila imperial ibérica en Cádiz, razón por la cual se ha revisado y modificado cientos de apoyos de tendidos eléctricas entorno a la zona de 'hacking' o cría campestre, antes de proceder a las liberaciones de los pollos rescatados. Asimismo, en todas estas tareas la Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio cuenta con la colaboración de la Fundación Migres y del personal investigador de la Estación Biológica de Doñana.