En un mundo que se calienta, esto significa que las raíces del árbol son más propensas a crecer en la capa mineral del suelo, rompiendo la roca en partes que eventualmente se combinan con dióxido de carbono.

Este proceso, que se conoce como  meteorización, saca dióxido de carbono de la atmósfera y enfría el planeta. Los investigadores dicen que esta teoría sugiere que los ecosistemas montañosos han actuado como el termostato de la Tierra, abordando el catastrófico riesgo de recalentamiento o enfriamiento durante millones de años.

Los investigadores llevaron a cabo estudios en las selvas tropicales de Perú, la midiendo las raíces de los árboles en diferentes sitios a distintas alturas, desde las tierras bajas amazónicas a las cadenas montañosas más frías de los Andes, según se publicó en la edición digital de 'Geophysical Research Letters'.

Los autores midieron el crecimiento de las raíces de los árboles a 30 cm debajo de la superficie, cada tres meses durante varios años en cada uno de los sitios, en los que también estudiaron el espesor de la capa orgánica por encima del suelo. A continuación, combinaron esta información con datos existentes de la temperatura mensual, la humedad, la lluvia y la humedad del suelo para calcular el proceso de descomposición de las rocas de basalto y granito que hay en las sierras de Perú.

Con este modelo, los científicos ampliaron su investigación con el objetivo de calcular la probable contribución de los bosques de montaña de todo el mundo con las tasas globales de meteorización.

Después, los investigadores calcularon la cantidad probable de carbono para ser retirado de la atmósfera a través de la meteorización cuando la Tierra se volvió muy caliente. Se estudiaron las erupciones volcánicas en India hace 65 millones de años (conocidas como las trampas de Deccan). El modelo también les permitió calcular el proceso de meteorización y reacción del carbono después de que la Tierra se enfriara hace 45 millones de años, cuando se formaron grandes cadenas montañosas como los Andes y el Himalaya.

El investigador principal, Chris Doughty, de la Escuela de Geografía y Medio Ambiente de la Universidad de Oxford, señala: "Este es un proceso simple impulsado por el crecimiento de la raíz del árbol y de la descomposición de material orgánico. Sin embargo, puede contribuir a la estabilidad del clima de la Tierra a largo plazo. Parece actuar como un termostato, eliminando más dióxido de carbono de la atmósfera cuando hace calor y menos cuando está más fresca".