Se trata de un estudio realizado por expertos de la Universidad inglesa de Sheffield, calcula que el proceso puesto en marcha por los grandes pedazos de hielo flotantes es responsable del 20% de la absorción de dióxido de carbono en el océano Antártico.

El experto, Grant Bigg, y su grupo estudiaron los cambios de color en la superficie del agua tras el paso de icebergs mayores de 18 kilómetros, un indicador de la productividad de fitoplancton.

A partir de 175 imágenes tomadas entre 2003 y 2013, los investigadores comprobaron que esas grandes formaciones de hielo dejan un rastro de actividad biológica que persiste al menos un mes tras su paso.

Los científicos creen que el océano Antártico es un actor clave en el ciclo global del dióxido de carbono, al ser responsable de aproximadamente el 10% de la absorción de CO2. Sin embargo, estudios anteriores habían sugerido que la fertilización del océano que producen los icebergs es una contribución menor en el crecimiento de esos organismos.