Sólo han sobrevivido 17 cetáceos del grupo, que encalló el pasado lunes en la bahía de Golden, al norte de la Isla Sur, mientras que otros 49 murieron debido a las malas condiciones en que se encontraban.

El portavoz del Ministerio de Conservación neozelandés, Nigel Mountford, afirmó que tuvieron que disparar a las ballenas piloto, que parecía que volvían a alta mar pero cambiaron el rumbo y volvieron a encallar.

"Han pasado ya cinco ciclos de mareas y han sido reflotadas dos veces, no muestran inclinación a salir de aquí nadando", indicó Mountford.

Se trata de la tercera vez que un grupo de ballenas queda varado este verano austral en Nueva Zelanda y las autoridades están preocupadas por el aumento de este tipo de incidentes.

Lo habitual en el pasado era que estos casos sucediesen una o, a lo más, dos veces cada verano, pero en la última década el número ha subido a tres.

Las aguas de Nueva Zelanda forman parte de la ruta que hacen las ballenas que se dirigen o proceden de la Antártida, y en septiembre inician el viaje de retorno hacia aguas más frías.

La ballena piloto, también llamada Calderón común, es un cetáceo de frente abombada y cuerpo robusto que puede alcanzar seis o siete metros de longitud.