El estudio dirigido por Evan DeLucia profesor de Biología Vegetal de la Universidad de Illinois, vuelve a cálcular el limite teórico de la productividad de las plantas terrestres, y encuentra que es mucho más alto de lo que distintas estimaciones actuales determinan.

Los resultado del estudio 
El planeta puede producir mucha más biomasa de tierra -el total de hojas, tallos, raíces, frutas, granos y otras partes de las plantas terrestre- de lo que se pensaba.

Investigaciones anteriores suponen que la máxima productividad puede deducirse de lo que el ecosistema natural habría producido. Pero resulta que en la naturaleza muy pocas plantas han evolucionado para maximizar sus tasas de crecimiento. "Al intentar estimar algo para todo el planeta, tienes que aplicar algunos supuestos simplificadores", según el profesor de Biología Vegetal de la Universidad de Illinois Evan DeLucia, quien dirigió el nuevo análisis.

Los investigadores informan que las estimaciones derivadas de las imágenes de satélite sobre vegetación y la modelización sugieren que alrededor de 54 gigatoneladas de carbono se convierten en biomasa vegetal terrestre cada año. Del mismo modo observan que este valor se ha mantenido estable durante las últimas décadas, lo que lleva a la conclusión de que representa un límite superior en la producción mundial de biomasa.

Pero estas suposiciones no tienen en cuenta los esfuerzos humanos para impulsar la productividad de las plantas a través de la manipulación genética, el fitomejoramiento y manejo de la tierra, afirma DeLucia. Estos esfuerzos ya han dado algunas plantas muy productivas.

El director de la investigación ha comentado que algunas especies no nativas también compiten con especies nativas, convirtiéndose en invasoras. Algunas de estas plantas no representan adiciones deseables a los ecosistemas nativos, pero representan la productividad potencial no aprovechada de las plantas en general.

El equipo utilizó un modelo de eficiencia en el uso de luz y de máxima eficiencia teórica con la que las plantas convierten la radiación solar en biomasa para estimar el límite teórico de la producción primaria neta (NPP) en una escala global. Este límite recién calculado era "más o menos dos órdenes de magnitud mayor que la productividad de la mayoría de los ecosistemas manejados o naturales actuales", escriben los autores.