Jude Ryder, propietaria de esta pequeña tortuga no podía creer lo que estaba viendo cuando descubrió lo que unas ratas le habían hecho a su mascota.

Por eso no dudó ni un momento en acudir a su veterinario, donde le explicaron que las probabilidades de supervivencia de Mrs.T eran muy escasas ya que la tortuga no podía moverse por si sola.

Entonces fue cuando Ryder le dijo a su hijo, un ingeniero mecánico, de 37 años, que pensara en algo para salvar la vida de su pequeña tortuga.

Fue entonces cuando este ingeniero diseñó esta prótesis con las ruedas de un prototipo de avión, que ajustó al caparazón de la tortuga, permitiéndole, inclsuso, ir a más velocidad  de lo que lo hacía antes.

"Todavía es una tortuga joven, 'la señoa T' podría llegar a vivir otros 50 años por lo que, es posible, que necesite un nuevo juego de ruedas", bromeó Ryder.