La Organización Mundial de la Salud (OMS) sitúa a España como uno de los principales países europeos con mayor consumo cárnico, donde la población ingiere una media de un kilo de carne semanal por persona.

Vanesa León, nutricionista de Biogran, nos explica que la carne vegana se basa en productos elaborados con una base de legumbres y cereales. En este sentido, el consumo de carne vegetal o vegana es más sostenible cuando reducimos el consumo de productos animales.

De este modo, producir un kilo de carne por medio de la ganadería intensiva necesita hasta 15.000 litros de agua, y durante el proceso se emiten más gases de efecto invernadero, que incrementan los efectos del cambio climático.

Para reducir el consumo de carne de una manera más asequible, se ha conseguido que el producto que la sustituya sea lo más parecido posible. Para ello, se busca una textura y un color similares, algo que, a menudo, se consigue con la remolacha.

Sin embargo, no todos los productos veganos son 100% saludables. Del mismo modo, existen productos muy procesados, como ocurre con la soja que se cultiva, que, en muchas ocasiones, es transgénica.

Buena parte de ella va destinada a alimentar al ganado intensivo para el consumo de carne, pero también llega a los humanos a través de estos productos. Por este motivo, es muy importante informarse bien del producto que se va a consumir, consultando sus ingredientes en la parte de atrás.

Con todo ello, consumir productos vegetales en mayor cantidad resulta más sostenible y saludable que el consumo de carne. Además, si se trata de productos bio certificados, vamos a garantizar su responsabilidad medioambiental, porque sus residuos no contaminarán el suelo ni el agua.