Andoni Canela es fotógrafo de National Geographic desde hace más de 20 años. Cuando su hijo Unai iba a cumplir 12 años, se le ocurrió la idea de recorrer el mundo acompañado de este para fotografiar la vida de los grandes felinos del planeta y conocer su estado de conservación.

El motivo principal de este viaje es la preocupación que sentía Adoni por la amenaza a la que se enfrentan estos animales y sus entornos, puesto que algunas especies se encuentran en un nivel de peligro tan alto que podrían desaparecer en poco tiempo.

El resultado de esta aventura es la película documental ‘Panteras’, de la que Adoni es el director y fotógrafo, y Unai, el protagonista y compositor de su banda sonora. Ha sido estrenada en el festival de cine sostenible Another Way Film Festival, y ya está disponible en todos los cines de España.

Se trata de una aventura de cuatro años, durante la que padre e hijo han recorrido numerosas partes del mundo como Patagonia, Masái Mara, Serengueti, Himalaya, Tíbet, Pantanal, Sierra Morena, Yala y Kalahari.

Gracias a esto, han podido conocer los santuarios naturales con mayor biodiversidad del planeta y documentar la vida de especies como el jaguar de Mato Grosso, el guepardo del Kalahari o el león de Masái Mara, entre otros.

Sin embargo, este propósito también ha implicado una dura labor en la naturaleza salvaje, donde padre e hijo han llegado a trabajar durante jornadas de 12 o 13 horas sin comer ni dormir, pasando mucho calor o mucho frío, para conseguir fotografiar a los animales.

En este sentido, en la pieza audiovisual también se aprecian momentos de frustración, como la imposibilidad de cambiarse de pantalones después de llevar 15 días con los mismos puestos, o una jornada laboral excesivamente larga de seis días a la espera de jaguares.

También hay un momento de la película que refleja las adversidades humanas a las que se enfrentan, cuando Unai se pone malo de la garganta y tiene que quedarse descansando mientras su padre continúa con la parte del trabajo que corresponde él solo.

Durante este viaje llegaron a pasar incluso semanas en plena naturaleza, sin ver a nadie más que a ellos mismos. Sin embargo, también ha supuesto una experiencia interior que les ha permitido conocerse un poco más a ellos mismos para saber que pueden convivir como padre e hijo.