A lo largo de su vida, ha visto cómo se han ido transformando los paisajes más vírgenes a causa de la contaminación.

Antonio es un defensor de los océanos y nos cuenta cómo se prepara para un desafío épico que plantea cruzar el estrecho de Drake a remo y en solitario desde el sur de la Patagonia Chilena hasta la Antártida (1.000 km), para después transformar la embarcación de apenas siete metros de eslora en un pequeño velero, y continuar navegando, una distancia promedio de 2.000 km que separan la zona peninsular del continente ártico, de la Isla de Georgia del sur, emulando el arriesgado viaje que hace algo más de 100 años, hizo el explorador polar Ernest Shakelton, junto a una reducida tripulación de cinco personas en una barcaza, para poder salvar su vida y la de la tripulación del Endurance, quienes durante 16 meses quedaron atrapados en la gélida región antártica.

Finalmente, y al igual que hiciera ese explorador al llegar a la ensenada Cove en la costa Oeste de la isla de Georgia, Antonio de la Rosa tendrá que enfrentar y superar una complicada sección de trekking y glaciares en la isla, hasta la estación ballenera de Husvik, donde logrará completar el periplo.

Su espíritu intrépido le convierte, con 19 años, en el bombero más joven de la Comunidad de Madrid. Inquieto de nacimiento, con 13 años ya era un auténtico experto en piragüismo, natación y rugby. A los 23, se alza como Campeón de España de Cuadratlón; lo que le lleva a ser, pocos años después, un referente mundial en los raids de aventura, donde se erige en Capitán del emblemático equipo Red Bull de raids durante 8 años, en los que logra decenas de victorias por todo el mundo. Su faceta de emprendedor le lleva también a crear Meridianoraid, su propia empresa de multiaventura, que lleva 15 años siendo un referente en el mundo del outdoor español.

Con 40 años decidió aprovechar la experiencia heredada de los raids de aventura; pruebas multideportivas en las que sus participantes enfrentan una carga extraordinaria de esfuerzo psico-físico debido a los exigentes recorridos (más de 400 km), los cuales, deben ser desarrollados empleando tan solo un mapa y una brújula para poder orientarse y completar a tiempo la carrera -que generalmente tienen un período de duración de entre 5 y 10 días- y donde hace falta, además de ser un deportista integral, una persona que sepa trabajar en equipo, administrar sus recursos y sobreponerse a las diversas situaciones interpersonales que se presentan a lo largo del trayecto competitivo, en el que deben afrontar y superar largas sesiones de bicicleta, trekking, piragüismo o escalada... atravesando agrestes, sinuosos y complejos escenarios naturales.

Este cúmulo de experiencias forjó al expedicionario que hoy es Antonio, un referente internacional en temas de expedición y aventuras, tanto por su personalidad, como por sus imponentes hazañas en equipo y, ahora, en solitario.