Los grandes bloques de hielo no son capaces de soportar la subida de las temperaturas y se desprenden de su forma original. El calentamiento global también provoca que la mayoría de los glaciares se muevan unos 50 metros al año hacia el mar.

Durante este desplazamiento el hielo va deshaciéndose para convertirse en agua. Las altas temperaturas dan paso al deshielo y éste a que se queden sin hogar los osos polares, que se han convertido en animales en peligro de extinción.

Si el hielo de Groenlandia y de la Ántártida occidental se funde, el nivel del mar podría aumentar entre cinco y siete metros. Es una de las consecuencias más serias del calentamiento global porque, si ocurriese esto, ciudades como Shangai, Nueva Orleans o Miami desaparecerán y la geografía del planeta cambiará para siempre.