Dolores en las cervicales, ojos enrojecidos, molestias en los costados, migrañas, abdomen inflamado… Todos sabemos que los trabajos sedentarios acabarán pasando factura a nuestro cuerpo y también a nuestra mente.
No levantarse de la mesa durante largas horas, mirar la pantalla del ordenador, de la tableta o del teléfono móvil sin descanso, usar una silla que no es la adecuada, escribir sin parar o no tener la espalda recta hacen que cada vez sean más frecuentes los pasos por las manos de los médicos.
El trabajo a distancia y las reuniones virtuales forman parte de la experiencia de la oficina moderna. Tanto si se trabaja en una cafetería como en un cubículo o en una oficina tener un asiento cómodo es primordial.
Para ilustrar lo importantes que son los puestos de trabajo saludables, la empresa británica de equipos de oficina Fellowes ha encargado una modelo de tamaño natural llamada Emma, cuyas múltiples dolencias muestran el lado oscuro de hacia dónde nos dirigimos si las comodidades del trabajo siguen sin controlarse.
La compañía trabajó en un plan de conducta junto con un panel de expertos en salud para crear un informe sobre cómo nuestra salud podría verse afectada en el futuro en función de nuestros hábitos de trabajo actuales.
A partir de los hallazgos del informe y de una encuesta que lo acompañaba (realizada en Francia, Alemania y el Reino Unido y enviada por más de 3.000 oficinistas) se diseñó a Emma: el objetivo era arrojar luz sobre cómo el cuerpo humano podría cambiar físicamente si no nos tomamos en serio la ergonomía a la hora de trabajar.
La encuesta de 2019 reveló que en Europa pasamos alrededor de seis horas al día sentados en nuestros escritorios. El 97% de los trabajadores de oficina que sufren problemas de salud debido a su entorno laboral admiten que estos dolores y molestias dificultan su trabajo. Los trabajadores de oficina ya están padeciendo de dolores de espalda (60%), dolores de cabeza (56%) y tensión ocular (51%), como resultado de entornos de trabajo no adecuados y tres de cada cuatro trabajadores están recurriendo a medicación para gestionar estos problemas.
El aspecto de Emma es desolador: encorvada, llena de varices en las piernas, con la tez blanquecina por la falta de luz natural… Y lo peor es que hay muchas posibilidades de que las personas que trabajan en condiciones similares a las de Emma podrán tener esta imagen en 20 años.
Su vientre redondo indica la falta de ejercicio. Y su piel está enrojecida por un eczema provocado por el estrés. William Higham es uno de los principales futuristas y expertos en estrategia del mundo. Ayuda a las organizaciones a entender cómo pensarán, sentirán y se comportarán los consumidores del mañana y cómo pueden beneficiarse de ello en su negocio. Él dirigió el informe y aseguró que los cambios que necesita nuestra vida laboral son urgentes. Nuestras oficinas, tal y como están concebidas, son un foco de enfermedades físicas.
A pesar de que el objetivo de la empresa que encargó el estudio era meramente comercial (vender sus productos ergonómicos), lo cierto es que detrás hay una gran base científica que confirma que todas estas consecuencias en el cuerpo humano son absolutamente reales.
Por eso, los expertos explican que la postura correcta que debemos adoptar se caracteriza por tener los pies alineados con el cuerpo y apoyados en el suelo, con la espalda recta (en un ángulo de 90 grados) asegurándonos de que la silla recoge los riñones.
Por lo que respecta al cuidado de la visión, es importante que ajustemos la resolución y el brillo de las pantallas para no sobreexponer los ojos a mucha luz o forzarlos demasiado porque no tienen suficiente luz.
Nos puede ayudar hacer descansos activos mientras teletrabajamos: hacer estiramientos, hacer tareas del hogar, moverse por la casa, etc. Los expertos, como Patricia Casas-Agustench, profesora de Estudios de Ciencias de la Salud de la Universidad Oberta de Catalaunya recomiendan que se hagan 10 horas de ejercicio moderado (caminar, salir en bicicleta, actividades en casa…) a lo largo de la semana. Esto se resumiría con una hora de ejercicio al día entre semana y, el fin de semana entre dos y tres horas.
Para Emma ya es tarde. Sus piernas están hinchadas y sus brazos sin apenas musculatura. Lleva 20 años trabajando así. Pero nosotros aún estamos a tiempo de tomar medidas para no estar en esas condiciones dentro de dos décadas.