Desde la entrada de Elon Musk en Twitter en octubre de 2022, la red social del pájaro azul ha dado un giro importante. Tras meses de despidos masivos, se suman otras medidas igual de polémicas, como la desaparición de las marcas de verificación gratuita de los usuarios destacados y la implementación de Twitter Blue —la versión de pago de la red—.
A pesar de que Musk prometió cuando compró Twitter hacer de esta red “la fuente de información más precisa sobre el mundo”, parece que la plataforma ha tomado la dirección opuesta, según un estudio exhaustivo de la actividad online de Musk de AFP.
El último ejemplo de esto es la salida voluntaria de Twitter del código de buenas prácticas de la Unión Europea contra la desinformación en Internet. Así lo anunció el pasado viernes el comisario de Industria de la UE Thierry Breton, que ha recordado que, a pesar de la marcha de Twitter, “sus obligaciones permanecen”.
“Puedes correr, pero no puedes esconderte. Más allá de los compromisos voluntarios, combatir la desinformación será una obligación legal bajo la DSA (la Ley de Servicios Digitales) a partir del 25 de agosto. Nuestros equipos estarán listos para hacer cumplir la ley”, escribió el comisario de Industria de la UE en la misma red social.
Twitter leaves EU voluntary Code of Practice against disinformation.
But obligations remain. You can run but you can’t hide.
Beyond voluntary commitments, fighting disinformation will be legal obligation under #DSA as of August 25.
Our teams will be ready for enforcement.
— Thierry Breton (@ThierryBreton) May 26, 2023
La decisión de la empresa liderada por Musk llega después de que la UE diera un toque de atención a Twitter en febrero por no enviar a la Comisión Europea un informe completo donde detallará qué medidas había tomado para frenar las fake news, convirtiéndose en la única empresa tecnológica en no hacerlo. Aunque el envío no es obligatorio, no compartir esa información puede suponer problemas a Twitter con los reguladores europeos.
El código europeo de buenas prácticas contra la desinformación se aplica a unas 30 empresas, entre ellas los gigantes tecnológicos como Meta, Google, Microsoft, TikTok y Twitter. Todas las compañías supeditadas al código participaron en la redacción del texto, que incluye 40 recomendaciones destinadas a establecer una mejor colaboración con los servicios de verificación de la información y a dejar de anunciar páginas que contribuyen a la difusión de desinformación.