Desde la medicina hasta la agricultura, la IA ha transformado multitud de sectores desde su aparición. Uno de ellos y que no podemos obviar es la educación. Su aplicación en este campo ha sido muy cuestionada. Ante los nuevos retos, el Ministerio de Educación, Formación Profesional y Deportes ha publicado junto al Instituto Nacional de Tecnologías Educativas y de Formación al Profesorado, una guía sobre el uso de la Inteligencia Artificial en el ámbito educativo.

Para aprovechar al máximo el potencial de la IA en la educación, se recomienda adoptar un enfoque que integre tres dimensiones clave. La primera es enseñar para la IA, lo que implica preparar a los estudiantes para los desafíos y oportunidades que esta tecnología presentará en el futuro. La segunda dimensión es enseñar sobre IA, que se refiere a la necesidad de que los estudiantes comprendan y dominen los conocimientos sobre Inteligencia Artificial, desde sus fundamentos hasta sus aplicaciones más complejas. Finalmente, enseñar con la IA se refiere al uso de herramientas para mejorar y enriquecer el proceso de aprendizaje.

Con este enfoque no solo se busca mejorar el proceso educativo, también preparar a las futuras generaciones para un mundo en el que la IA va a ser una herramienta que impregne todo. Para ello, tanto estudiantes como docentes deben formarse de manera continua.

Desafíos con la IA en las aulas

A medida que la IA se integra en la educación, es crucial actualizar y crear normas que aborden los desafíos emergentes, como el Reglamento de Inteligencia Artificial en Europa y la Estrategia Nacional en España, que buscan garantizar una aplicación equitativa e inclusiva de la IA. Además, es fundamental mantener la supervisión humana para asegurar que las decisiones apoyadas por la IA sean justas y preserven la interacción y el pensamiento crítico en la educación.

Por último, los sesgos algorítmicos y el impacto ético y social de la IA son aspectos que requieren una vigilancia constante. Los algoritmos pueden contener sesgos que afecten negativamente a los estudiantes, por lo que es fundamental corregir estos sesgos para garantizar una buena educación.

La implementación de esta herramienta en la educación presenta desafíos como el riesgo de aumentar la brecha digital si no se asegura un acceso equitativo para todos. También existe el peligro de que una dependencia excesiva de la IA limite la creatividad y el pensamiento crítico, por lo que debe complementar, no reemplazar, la interacción humana. Además, los sesgos algorítmicos y su impacto ético requieren vigilancia constante para garantizar una educación justa y equitativa.