Sin estudio, ni tareas, ni una estricta supervisión parental. Bajo estas circunstancias y con casi toda certeza, el tiempo de uso de pantallas de las niñas y los niños ha aumentado durante el periodo estival. La vuelta al colegio y las exigencias propias del regreso prometen un reajuste de las circunstancias. ¿Cómo podemos facilitar a los jóvenes el regreso a las aulas y ayudarles a disminuir el tiempo que pasan ante las pantallas?

La importancia de un uso moderado

Es importante que los menores moderen el tiempo que pasan con la tecnología. Además de los posibles efectos que tienen en la salud mental de los menores y en su capacidad de relacionarse, las pantallas pueden afectar a su rendimiento académico.

Un uso desproporcionado de la tecnología implica que una persona está pasando menos tiempo haciendo otras cosas que, en el caso de un menor, suele ser el tiempo dedicado al estudio o a la lectura.

Esto último, como afirmó Michel Desmurget en Más libros y menos pantallas, implica la pérdida de la comprensión lectora, menores tiempos de concentración y simplificación del léxico. Es decir, las pantallas, en numerosas ocasiones, ralentizan la curva de aprendizaje de los niños y niñas.

¿Cómo dosificar el tiempo en pantallas?

La realidad es testaruda. Por mucho que algunas familias preferirían que sus hijas e hijos tuvieran una infancia sin pantallas, esto es casi imposible. Aun así, se pueden establecer reglas para que la tecnología se mantenga en sus límites. Aquí van cuatro sugerencias.

  • Pautar horarios: establecer horarios es una manera de evitar un uso desordenado de los dispositivos móviles y disminuir la dependencia que generan.
  • Zonas libres de tecnología: pueden ser espacios físicos, como las habitaciones o el comedor, o momentos concretos, como aquellos designados al tiempo en familia.
  • Buscar alternativas: ofrecer un reemplazo saludable para que los niños y niñas puedan ocupar su tiempo de ocio facilita que no recurran a los móviles ante el aburrimiento.
  • Dar ejemplo: no ser una excepción a la regla, si se han establecido normas de uso, los padres y madres pueden acompañar con su ejemplo y ser coherentes con las reglas pautadas.