En los últimos años los libros de papel han sufrido una sustitución paulatina y parcial por dispositivos como tabletas. Esta irrupción de la tecnología en las aulas ha sido sin duda un debate constante. ¿La clave? Aprender como docente a integrar estas herramientas para que supongan un beneficio para el desarrollo de los alumnos y enseñar cómo hacer un uso responsable de estos dispositivos.

En primer lugar, es muy importante tener en cuenta que la lección empieza en casa. De nada sirve que los profesores enseñen a los estudiantes si en sus respectivos hogares no hacen un uso responsable. Desde casa, los padres deben mostrarles con su ejemplo cómo es una relación sana con la tecnología, establecer horarios…

En las aulas, las tabletas pueden ser un buen incentivo para que los niños se interesen por la materia. Por una parte, a los nativos digitales les suelen parecer más atractivos los dispositivos tecnológicos que los libros en papel. Por otra parte, les da la oportunidad de aprender de una forme muy activa y participativa, como por ejemplo a base de juegos.

Aún queda mucho por descubrir, pues la llegada de la tecnología a las aulas supone un aprendizaje tanto para los estudiantes como para los docentes. Eso sí, tal y como explica Sara García, presidenta de Stop Haters, tenemos muchos retos por delante que hay que abordar, como por ejemplo implantar de forma obligatoria materia relacionada con el buen uso de los espacios digitales.“Obligatoriamente en el colegio se debería dar privacidad, todo lo que tiene que ver con nuestros datos, con lo que subimos… Que alguien enseñe qué puede pasar con lo que subimos. Protección de datos, privacidad y seguridad son tres campos imprescindibles. Para todas las generaciones. A los más pequeños hay que decirles el equivalente a‘no abras la puerta a un extraño’, que sería‘no aceptes la solicitud de seguimiento de una persona a la que no conoces’. El ponerle sobre seguro que hay una serie de riesgos y que haciendo algunas cosas los van a poder evitar”, explica la experta.