Desde el inicio del siglo XXI, la idea del “nativo digital” ha estado presente en el discurso educativo y tecnológico. El escritor estadounidense Mark Prensky acuñó el término en 2001 para describir a las generaciones nacidas en un entorno digital, asumiendo que su constante exposición a la tecnología les confería habilidades innatas en su manejo. Este concepto, aunque popular, ha sido ampliamente debatido y cuestionado en la literatura académica.

La simple familiaridad con dispositivos como teléfonos móviles y tabletas no implica necesariamente el desarrollo de competencias digitales avanzadas o adaptadas a entornos profesionales.

Diversos ensayos o informes como el de la ECDL Foundation europea refutan la idea de que la competencia digital sea innata en los jóvenes y advierten sobre la creencia errónea de que el uso de dispositivos electrónicos para el ocio se traduce en habilidades aplicables al mundo laboral.

Por su parte, otros expertos establecen una distinción clave entre la simple interacción con dispositivos digitales y el desarrollo de capacidades críticas como la creación de contenido, la resolución de problemas y la seguridad digital.

Vergüenza de no saber

El mito del nativo digital también ha afectado la percepción empresarial sobre la preparación de los recién graduados. Muchas empresas esperan que los jóvenes manejen con fluidez herramientas específicas sin necesidad de formación adicional.

Sin embargo, datos del Ministerio de Trabajo y Economía Social indican que un porcentaje considerable de jóvenes afronta dificultades en tareas digitales básicas, desde la gestión de documentos en la nube hasta el uso de hojas de cálculo y software de presentación.

Y no solo dificultades. Los jóvenes de la generación Z (nacidos aproximadamente entre 1997-2010) experimentan, incluso, vergüenza o inseguridad cuando deben enfrentarse a dispositivos considerados básicos en el entorno laboral, como impresoras, escáneres o programas de gestión. En Estados Unidos, lo han bautizado como Tech Shame.

Jóvenes en la brecha

El concepto de brecha digital no se limita únicamente a la falta de acceso a la tecnología, también abarca diferencias en su uso y en la adquisición de competencias necesarias para aprovecharla eficazmente. En el caso de los jóvenes, dicha brecha se manifiesta en una falta de habilidades avanzadas en el manejo de herramientas informáticas esenciales en el ámbito laboral y académico.

Uno de los factores clave en esta brecha digital es que, mientras que en muchas instituciones se han integrado dispositivos tecnológicos en el aula, la enseñanza de habilidades digitales avanzadas sigue siendo insuficiente.

La alfabetización digital debe ir más allá del simple uso de herramientas y abarcar competencias como la creación de contenido digital, la gestión de datos y la ciberseguridad. Sin embargo, estas áreas siguen estando ausentes en gran parte de los programas educativos.

Dificultades en el trabajo

Las repercusiones de esta brecha digital en el mercado laboral son significativas. Según el Foro Económico Mundial, la alfabetización digital es una de las competencias más demandadas en el futuro del trabajo.

Las empresas requieren profesionales capaces de manejar software especializado, interpretar datos y adaptarse a entornos digitales en constante cambio. No obstante, muchas reportan dificultades para encontrar candidatos con el nivel requerido, lo que genera una desconexión entre la oferta y la demanda de empleo.

También tiene un impacto en la equidad laboral, ya que aquellos jóvenes con acceso a formación adicional en estas áreas tienen una ventaja competitiva sobre quienes dependen exclusivamente de la educación formal. Esto contribuye a una segmentación del mercado laboral, donde el acceso a oportunidades bien remuneradas está condicionado por la capacitación en habilidades digitales, lo que refuerza las desigualdades preexistentes.

Para abordar estos problemas, es necesario replantear la formación digital dentro del sistema educativo y fomentar programas de capacitación específicos que aseguren el desarrollo de habilidades tecnológicas aplicadas y avanzadas. La alfabetización digital debe considerarse un componente esencial en la preparación de las nuevas generaciones para el mercado laboral actual.

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Francisco José García Ull, Profesor de análisis de datos, privacidad, ética e IA, Universidad Europea

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.

The Conversation