En Wikipedia, la enciclopedia más consultada del mundo, solo una de cada cinco biografías documentadas es de mujeres. Se estima que en España la cifra ronda el 16 %, y que el 87 % de las personas que la editan son varones. Ambos datos ilustran la enorme dificultad para las mujeres de acceder a la tecnología.
En todo el mundo se demanda tecnología feminista, esto es, tecnología en busca de la igualdad de todos los géneros, la autonomía de todas las personas en un internet libre y el derecho a una presencia digital digna y segura. Pero, ¿en qué consiste la tecnología feminista? ¿Cómo se diseña?
Tecnología históricamente androcéntrica
Aunque Ada Lovelace, una de las primeras programadoras de la historia, fue una mujer, no cabe duda de que los hombres han dirigido buena parte del desarrollo e implementación tecnológico. Silicon Valley, cuna del desarrollo de internet y de casi todas las tecnologías que se encuentran a nuestro alrededor, sigue siendo varón, blanco, heterosexual y rico. Apenas hay diversidad.
Todos los informes de actualidad remarcan la baja presencia de las mujeres en el proceso de desarrollo tecnológico. Solo el 32,5 % del personal de Google es mujer, aunque la mayor brecha se encuentra en personas racializadas (que apenas rozan el 12 %). Esta falta de heterogeneidad suele derivar en barreras de calado para todo el que no cumpla el perfil.
Wikipedia es un ejemplo histórico sobre la construcción de barreras para mujeres, obviamente de forma no consciente ni deliberada, con problemas obvios a largo plazo al usarse como base de entrenamiento IA. Y eso que Wikipedia es de los sistemas tecnológicos más conocidos y abiertos. El resto de tecnologías son significativamente más cerradas a la diversidad.
Hasta la llegada del editor visual en 2012, la gran enciclopedia solo podía editarse si uno entendía código. Es decir, estuvo más de una década bajo control casi exclusivo de quien sabía programar: los hombres blancos de países ricos. ¿Tiene esto arreglo?
Cómo construir tecnología feminista
Proyectos como las Editatonas de Wikipedia o eventos de corte mundial como el STEM Women Congress tratan de resolver algunas de las brechas presentes en la tecnología actual, con foco en el acceso a la misma. Sin embargo, existen proyectos más ambiciosos que persiguen no solo adaptar la tecnología presente a todos los usuarios, sino cambiar la forma en que se hace tecnología.
Dado que no existe un único feminismo, sino varios, y que a su vez estos evolucionan con la sociedad, no todos abordan la tecnología feminista desde la misma óptica u objetivos. Aunque sí hay [[LINK:EXTERNO|||%22https%3A/|||un marcado hilo conductor que integra el grueso de las corrientes]] e incluso otros movimientos sociales:
- 1. Diseño tecnológico participativo. Crear equipos de trabajo heterogéneos no solo en género sino en factores como edad, procedencia o etnia resulta clave para la tecnología feminista, que busca integrar a toda la sociedad.
Cuanto más heterogéneos sean los equipos, más inclusiva será la tecnología que se desarrolle.
- 2. Eliminar las barreras de acceso. Tanto de cara al diseño como al uso y explotación de la tecnología, es importante eliminar las limitaciones. El editor de Wikipedia es un ejemplo de esta democratización.
Es relevante tanto formar a todas las personas en tecnologías avanzadas como simplificar las interfaces de las mismas.
- 3. Tecnología segura por defecto para garantizar la autonomía. La actual tecnología, con foco en internet, relega la seguridad a los nodos (dispositivos, T&C de redes sociales) en lugar de ser segura por defecto.
Sistemas de verificación que hagan difícil o imposible las agresiones digitales, como el acoso, son algunas de las propuestas.
¿Por qué todos nos beneficiamos de la tecnología feminista?
La raíz ‘fem-’ puede dar lugar a errores conceptuales. No ha de entenderse la ‘tecnología feminista’ como ‘tecnología para mujeres’, sino como ‘tecnología integradora’ para todas las personas. De hecho, desarrollar tecnología con perspectiva racial o con perspectiva de género ayuda a todo el mundo.
Michael Kimmel, profesor de sociología y género de la Universidad Estatal de Nueva York y director ejecutivo del Centro para el Estudio de los Hombres y las Masculinidades, suele usar la frase “cuando sube la marea, todos los barcos flotan” para señalar la ganancia conjunta que supone perseguir la igualdad.
Se ha demostrado que cuando se adopta perspectiva de género o racializada a diferentes sistemas (urbana, laboral, político, de diseño, etc) todos los usuarios se benefician, especialmente los más vulnerables. Si se quiere construir mejor tecnología, la perspectiva feminista será imprescindible.