Aquello sucedía en Alemania, donde la norma protegía a las bicicletas hasta el punto de considerar culpable al coche hasta que demostrara su inocencia.
Eso es la polémica discriminación positiva que en nuestra sociedad, por ejemplo, se aplica a la violencia de género.
De forma justa o injusta, la Ley tiene que proteger al más vulnerable porque, siendo un método muy imperfecto y lleno de injusticias, salva vidas.
Las bicicletas no tienen en España esa discriminación positiva, aunque hay una evidencia: sea la bicicleta la culpable o la víctima de un accidente, siempre es la que sufre las consecuencias. Si lo llevamos al tradicional ejemplo del niño corriendo tras el balón, hemos llegado a la conclusión de que tenemos que limitar la velocidad en las ciudades a 30 por hora. Porque aunque el culpable de salir corriendo entre los coches detrás de un balón sea el niño, lo que hay que evitar a toda costa es que ese niño sufra lesiones graves.
A veces no importa de quién es la culpa. Eso es un tema legal, competente para el seguro. Pero lo que hay que evitar es el daño.
Que hay ciclistas que se comportan de forma irresponsable es tan obvio como que el mundo alberga personas responsables e irresponsables, y que los dos grupos conducen coche y montan en bicicleta. Pero para proteger a la bicicleta, incluso de sus (a veces) comportamientos irresponsables, hay que pedirle un plus de generosidad a los que conducimos un coche.
Y más aún cuando estadísticamente, la mayor parte de los accidentes es culpa del coche. Un innovador estudio de hace años de Ponle Freno demostró que hasta 1 de cada 5 conductores no guardaba la distancia de seguridad al adelantar. Si alguien busca consuelo en que 4 de cada 5 se comporta bien, hay que recordarle que basta un irresponsable, uno solo, para atropellar a un ciclista.
Por eso este mes en Ponle Freno lanzamos la campaña de sensibilización sobre el adelantamiento a ciclistas. Los equiparamos a los tractores. No hay datos de coches que atropellen a tractores, a pesar de que estos vehículos agrícolas van muy despacio y molestan a nuestras lógicas prisas al volante.
El mensaje de las piezas que protagoniza desinteresadamente el gran Manu Sánchez es un resumen a todo esto: “Cuando veas bicicletas, piensa en un tractor”. ¿Te acercarías tanto a un tractor?
En la ciudad y en las vías de circulación hay mucha gente que nos molesta porque sus prioridades y su ritmo de vida es distinto al nuestro. La palabra clave siempre es la misma: convivencia. Ese espíritu protegerá a las más vulnerables en la vía y salvará muchas vidas.