Contrariamente al pensamiento general, cambiar los vehículos diésel por los de gasolina aceleraría el cambio climático, pues aumentarían las emisiones de CO2 de las grandes ciudades hasta un 2%, mientras que sustituirlos por nuevos vehículos diésel (E6 Temp) haría que bajaran un 6% las emisiones en ciudades y un 22% en carreteras, según revela un estudio de investigadores de la Universidad Politécnica de Valencia.
Los automóviles producen dos tipos de sustancias muy diferentes, las propiamente contaminantes y las emisiones de CO2, que no son dañinas para la salud directamente pero que contribuyen al calentamiento global, puesto que provocan el efecto invernadero.
Las primeras, las más peligrosas para la salud, son las emisiones de óxidos nitrosos, de partículas quemadas, monóxidos de carbono e hidrocarburos, y son las que emitían los vehículos diésel antiguos, no los actuales.
En definitiva, en términos de dióxido de carbono los coches gasolina emiten entre un 20 y un 25% más de CO2 que los diésel, algo que por ahora no se puede remediar con las nuevas tecnologías; Sin embargo, en términos de óxido de nitrógeno, son los diésel los más perjudiciales.
En los próximos meses, la Unión Europea tiene el objetivo prioritario de descarbonizar la sociedad y disminuir las emisiones de CO2 aunque, las emisiones de CO2 de los vehículos nuevos han aumentado. La razón es que los compradores optan por adquirir vehículos gasolina, una peor opción al diésel para combatir la crisis climática, puesto que emiten más CO2 a la atmósfera; cuando la medida correcta sería la eliminación de la circulación de los vehículos diésel viejos, pero no de los nuevos.
La fatal situación de las ventas de los coches diésel europeos ha conllevado a una nueva normativa de homologación de emisiones y consumos, que entró en vigor el 1 de septiembre de 2018, con pruebas más estrictas para asegurar unos niveles de emisión de CO2 más fiables. Algo que ha hecho que los diésel nuevos incorporen un filtro de partículas para eliminar la gran mayoría de las que no se queman en su combustión y que son culpables de las ‘boinas’ de las ciudades. Además, llevan un sistema para eliminar los óxidos nitrosos basados en una disolución que reduce, hasta que prácticamente son cero, las emisiones de estos peligrosos compuestos de nitrógeno.
En España, la DGT ya ha catalogado el parque de vehículos a través de sus distintivos ambientales y las principales ciudades, como Madrid o Barcelona, ya tienen en marcha restricciones a los vehículos más contaminantes. Por su parte, los fabricantes de coches están optando por sacar alternativas más respetuosas con el medio ambiente como los híbridos, los eléctricos, e incluso, los vehículos con gas natural como combustible.