La reducción de emisiones prevista según la Unión Europea se centra en estos tramos: 2020-2024, 2025-2029 y 2030-2035. Por tanto, en 2025 que entramos en la segunda fase donde las emisiones medias por kilómetro de todos los modelos vendidos por un grupo automovilístico no deben pasar de 93,6 gr/km de CO2. Esto supone una reducción de un 15% respecto al 31 de diciembre de 2024.
Entre 2030 y 2035 el nuevo límite que se establecerá será de 49,5 gr/km de CO2 para turismos y furgonetas. A partir del 1 de enero de 2035 ya no se podrán vender coches y furgonetas que emitan dióxido de carbono.
La Unión Europea mirará las emisiones medias de los coches que cada marca venda en el viejo continente y, si no han cumplido con el límite impuesto, serán sancionadas y tendrán que pagar una multa por cada gramo de CO2 que excedan. El que supere la media pagará 95 euros por gramo que se pase y por coche vendido. La Comisión Europea prevé que se haga una revisión en 2026 o 2027 para ver cómo avanza el proceso.
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En este sentido hay que señalar que en 2021, cuando los fabricantes de automóviles tuvieron que enfrentarse al límite actual de 116 gramos de CO2 por kilómetro, casi todas las marcas cumplieron con el objetivo, pero aun así tuvieron que afrontar el pago de un total de 550 millones de euros.
El objetivo de la Unión Europea es reducir la huella de carbono del transporte y acelerar la electrificación del mercado, algo que no está acompañando en los últimos meses, donde existe un estancamiento de las ventas de vehículos eléctricos nuevos
No se venden eléctricos
Los expertos alertan de que faltan condiciones cruciales para alcanzar el impulso necesario en la producción y adopción de vehículos de cero emisiones: infraestructuras de recarga y de reabastecimiento de hidrógeno, así como un entorno de fabricación competitivo, energía verde asequible, incentivos fiscales y de compra, y un suministro seguro de materias primas, hidrógeno y baterías, comentan desde la Asociación de Constructores Europeos de Automóviles, ACEA. Añaden que el crecimiento económico, la aceptación de los consumidores y la confianza en las infraestructuras tampoco se han desarrollado lo suficiente.
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Como resultado, la transición a cero emisiones sigue siendo un gran desafío, por lo que aumentan las preocupaciones sobre el cumplimiento de los objetivos de reducción de emisiones de CO2 para automóviles y furgonetas en 2025.
Como expresó Mario Draghi, expresidente del Banco Central Europeo y ex primer ministro de Italia, en su Informe sobre competitividad, “el sector del automóvil es un ejemplo clave de la falta de planificación de la UE, que aplica una política climática sin una política industrial. Esta ambiciosa transición no puede ser realizada por la industria sola en ningún lugar del mundo, y menos aún en ausencia de medidas políticas coherentes para mantener la competitividad del sector del automóvil y facilitar la adopción de vehículos de cero emisiones en la UE”. Está claro que la transición debe hacerse más manejable.
Carrera a contrarreloj
Los grandes grupos automovilísticos corren contrarreloj para poder cumplir con estos nuevos objetivos de emisiones. Hay que “deshacerse” de los modelos térmicos para centrarse en los electrificados y sobre todo en los modelos 100% eléctricos, que son los que más ayudan a bajar los niveles de CO2.
La cuestión es si van a llegar la mayoría de las marcas con los deberes hechos. Algunos fabricantes europeos han pedido ante Bruselas retrasar el endurecimiento de los objetivos de emisiones de CO2, ya que la norma obliga a vender entre un 20% y un 25% de coches 100% eléctricos del total de sus matriculaciones.
Hoy en día, la tecnología de los vehículos y la disponibilidad de los de cero emisiones no son cuellos de botella, concretan desde ACEA. Los fabricantes están cumpliendo, pero lamentablemente los demás elementos necesarios para este cambio sistémico no están en su lugar.
Cómo afectan los nuevos límites de CO2
Sobre si el cumplimiento o no de los nuevos límites de CO2 por parte de los fabricantes podría llegar a afectar a nuestro bolsillo. Se calcula que Europa debería acabar en torno al 22% de cuota de eléctricos en 2025 para evitar las multas y estamos en torno al 14-15% y vemos que en los últimos años no hemos crecido un 7% en un solo año”.
Ante esta situación, las marcas tienen tres vías para actuar: uno, pagar las multas; dos, dejar de fabricar y de vender vehículos de combustión para evitar dichas multas, y hablamos de más de 2 millones de coches; o tres, impulsar en toda Europa la venta de 500.0000 coches eléctricos que, si se ayudan con 6.000 euros públicos de subvención cada uno, tendría un coste de 3.000 millones.
Los nuevos modelos eléctricos que están llegando al mercado (hablamos de modelos pequeños del segmento A y B) ya presumen de precios por debajo de los 25.000 euros, con el fin de incentivar al usuario medio (no sólo a los de mayor poder adquisitivo) a adentrarse en el mundo de los cero emisiones, aunque todavía queda mucho por hacer, como son más ayudas directas y más puntos de recarga, y de recarga rápida.