Recientemente un suceso ha vuelto a poner de actualidad este problema. A primeros de este mes un chaval de 17 años, sin carné y que dio positivo al cannabis en la prueba de drogas, arremetió con el vehículo que conducía contra un agente de la Guardia Civil en un control de alcoholemia. Y no ha sido el único caso de consumo de drogas al volante que ha acabado en tragedia. 

Son accidentes que ponen de manifiesto la incidencia del consumo de estupefacientes en la accidentalidad. De hecho, la Dirección General de Tráfico ha insistido en ello y en muchas ocasiones sus responsables han situado este factor, sobre todo la influencia de hachís, y la antigüedad de los vehículos como circunstancias concurrentes en un buen número de siniestros.

El año 2014 marcó el inicio de una política de control de drogas al volante con la realización de los primeros test de saliva. Como Tráfico informó, año y medio después los resultados eran concluyentes: de las 30.000 pruebas realizadas, el 35% dieron positivo, en muchos casos no solo a una droga sino a varias y y también en un buen número combinado con alcohol.

En cuanto al balance de siniestralidad vial de 2015, el ministro de Interior, Jorge Fernández Díaz dio datos que dibujan una realidad no  menos alarmante. En los 68.959 controles rutinarios realizados por los agentes de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil, 22.451 conductores dieron, es decir, uno de cada tres, dio positivo a drogas ilegales.

Y si se tiene en cuenta solo los test efectuados a conductores implicados en un accidente (los menos heridos porque para los graves y fallecidos se tiene que practicar otras pruebas), un total de 3.489 el pasado año, se constata que uno de cada cinco, el 21%, se había puesto al volante después de drogarse.

La Guardia Civil también realiza test de saliva cuando observa una infracción y evalúan al conductor ante las sospechas de que estuviera bajo los efectos de drogas. En 2015 realizó 3.220 pruebas de este tipo y seis de cada diez, el 59 por ciento, o lo que es lo mismo 1.886 dieron un resultado positivo.

Tráfico ha intensificado las campañas semanales de control de alcohol y drogas con el objetivo de expulsar de la carretera a quien tome drogas al volante. Tolerancia cero en una tarea que la DGT reconoce que no es fácil, pero en la que está empeñada.

Porque el cannabis y la cocaína, las drogas más consumidas por los conductores, multiplican el riesgo de sufrir u ocasionar un accidente, toda vez que provocan una reacción más lenta del que maneja el vehículo, una falsa sensación de seguridad, una menor concentración y una percepción alterada.

Reacciones a las que en el caso de la cocaína hay que añadir la agresividad, la excitación y la euforia.

Cada año, el Instituto Nacional de Toxicología analiza a los conductores fallecidos en accidente y, según su última memoria, correspondiente a 2014, del total de víctimas analizadas (240) un 67,08 por ciento dio positivo a alcohol solo o asociado a otras sustancias y el 34,17 por ciento a algún tipo de droga.

La última campaña de Tráfico fue en diciembre,  coincidiendo con  la semana de las comidas y cenas navideñas, y el resultado fue el esperado. En 1.679 pruebas salivales a conductores que presentaban algún síntoma de haber ingerido alguna sustancia, habían cometido alguna infracción o que se habían visto implicados en un accidente, 570 resultaron positivas (el 32%).