1- Realiza ejercicio físico moderado: La intensidad de la actividad es clave porque el ejercicio intenso baja las defensas.

Se recomiendan entre 150 y 300 minutos de ejercicio moderado a la semana, también para las personas con enfermedades crónicas o discapacidad.

Los niños y adolescentes debería hacer ejercicio, al menos, durante 60 minutos cada día.

2. Duerme 8 horas al día. Además del mínimo recomendado nocturno, para los que hagáis siestas, es recomendable que no sean de más de 30 minutos.

3. Lleva a cabo una buena alimentación. Si queremos reforzar el sistema inmune debemos llevar a cabo una alimentación completa y equilibrada en la que las vitaminas y los nutrientes sean los protagonistas.

4. Huye del estrés. Hay momentos vitales que pueden aumentar el estrés y la ansiedad, cuando esto sucede el cuerpo crea una hormona llamada cortisol, uno de los inmunosupresores naturales más potentes. Esto puede afectar a las diferentes funciones del cuerpo como el sueño, la presión arterial, los niveles de glucosa y las digestiones.

5. Evita sustancias dañinas para la salud. El tabaco, el alcohol y las drogas son inmunosupresoras y pueden dejarnos expuestos a enfermedades.