El periodista y escritor vasco, Kirmen Uribe, presenta su nuevo libro, 'La vida anterior de los delfines', una conmovedora novela sobre varias generaciones de mujeres entre las que se cruzan tres historias en una, girando en torno a la figura de la feminista, pacifista y sufragista húngara Rosika Schwimmer, que trató de parar la Primera Guerra Mundial además de ser candidata al Nóbel de la Paz.
En 'La vida anterior de los delfines', el autor presenta, por un lado, el destino del libro inacabado que Edith Winner, bibliotecaria que recopiló todos los documentos pertenecientes a la vida y lucha de Rosika Schwimmer, dedicó a la activista durante la primera mitad del siglo XX. A su vez, también narra las reminiscencias de la amistad entre dos niñas en el pequeño pueblo costero donde el narrador creció junto a un grupo de mujeres revolucionarias en los años setenta y ochenta y, por último, las vivencias de una familia vasca emigrante en el Nueva York actual en un escenario político y social situado en el fin de la era Trump.
A pesar de tratarse de tres historias distintas, en realidad tienen mucho en común. Tanto la familia como la figura de Rosika pasarán por distintos cambios en sus vidas que el autor relaciona con las creencias mitológicas de los primeros vascos, a las que la novela debe su nombre. Según estas leyendas y según cuenta el autor, los delfines, en su vida anterior, fueron personas amantes de las lamias, seres mitológicos de apariencia similar a la de las sirenas, que por enamorarse de ellas se terminaban convirtiendo en delfines.
Así, Kirmen Uribe cuenta que "al emigrante le pasa eso. Una vez que decide partir del lugar de nacimiento a otro país, cambia. Cambia como y se convierte en delfín". Y tal y como las personas se convierten en delfines, también Rosika Schwinner se irá convirtiendo en varias personas. Rosika estará en todas las mujeres que vayan apareciendo en la novela pero también estará en los hombres, e incluso está en el propio autor, narrador de la historia, que confiesa que escribir sobre Schwinner le ha cambiado la vida: "Rosika me ha cambiado como persona. No tenemos que ver la lucha de las mujeres solo mirándolas a ellas o pensando que es solo una lucha de esas mujeres. Es una lucha que nos abarca a todos y todos tenemos que participar en ella para conseguir la igualdad".
De esta forma, Kirmen Uribe pretende dar visibilidad a la trayectoria de una histórica mujer que considera que si no ha sido conocida es debido a su género, aludiendo el motivo al marco teórico de la época: años 40, la Guerra Fría, un gobierno estadounidense obsesionado con el comunismo... y por tanto, una figura olvidada.