Con 16 novelas a su espalda, Eduardo Mendoza (Barcelona, 1943) regresa al panorama literario con ‘El negociado del yin y el yang’, que estará disponible en las librerías el 29 de octubre.

La novela está ambientada en 1975, curiosamente el año en el que Mendoza publicó su primera novela, y continúa narrando las aventuras de Rufo Batalla, que tras mudarse a Nueva York planea su regreso a Barcelona.

Sin embargo, antes de dar el paso recibe una propuesta sugerente del príncipeTadeusz Maria Clementij Tukuulo. ¿La misión? Reconquistar el trono de Livonia, un país que hoy es inexistente pero que en su día ocupó Estonia y Letonia.

Aun sabiendo que el príncipe lo utiliza a su antojo en función de su beneficio, Rufo siente tanta admiración y afecto por Tukuulo que se deja llevar y acepta esta alocada aventura.

Este libro forma parte de la trilogía 'Las Tres Leyes del Movimiento', que recorre los principales acontecimientos de la segunda mitad del siglo XX: movimientos de igualdad racial, feminismo o el movimiento gay; así como el desplazamiento de los grandes centros culturales y la deriva de la cultura hacia nuevas formas de expresión.

De esta forma Rufo Batalla se convierte en testigo de los fenómenos que han propiciado que nuestro presente sea como hoy lo vivimos. El autor consigue plasmar esta realidad a través de personajes reales e imaginarios, típicos de su universo propio, en una historia cargada de un inteligente sentido del humor.

Mendoza explica el título del libro: "Alude a esta subdivisión gubernamental y también a la forma de gestionar las misteriosas fuerzas que nos llevan de un lado para otro. Según este principio, todo depende del equilibrio entre el yin, que representa el principio femenino, la tierra, la oscuridad, la pasividad y la absorción, y el yang, el principio masculino, el cielo, la luz, la actividad y la penetración".

'El negociado del yin y el yang' habla de la formalidad y la insatisfacción con los grandes fenómenos de la Historia como telón de fondo: "No hace falta añadir que a mí, como ateo y aficionado al fútbol, el concepto del yin y el yang me parece un disparate. Pero no ignoro que a su sombra se desarrollaron grandes civilizaciones".