La Hora del Planeta nació en Sidney en 2007 como un gesto simbólico para llamar la atención sobre el problema del cambio climático. Un sencillo gesto que consiste en apagar las luces de edificios y monumentos durante una hora.
Un símbolo con el que se quiere recordar que la naturaleza es el sistema de soporte vital del planeta, que nos brinda todo lo que necesitamos, desde el aire que respiramos hasta el agua que bebemos y los alimentos que comemos y que debemos defenderla ahora para salvaguardar la salud de nuestro planeta y, a su vez, nuestra propia salud y bienestar.
La Hora del Planeta, organizada por WWF, une a ciudadanos, empresas, ayuntamientos e instituciones para luchar contra el cambio climático y la pérdida de biodiversidad. Con los años se ha convertido en un movimiento mundial del que ya forman parte miles de ciudades de casi 200 países, que en pasadas ediciones apagaron más de 17.000 monumentos y edificios tan emblemáticos como la Torre Eiffel o el Coliseo.
2021 es un año decisivo para la protección de la naturaleza. Un año en el que los líderes mundiales tomarán decisiones políticas clave sobre la acción climática, el desarrollo sostenible y la naturaleza: en mayo de 2021 tendrá lugar en Kunming (China) la 15ª Cumbre sobre la biodiversidad, que estaba prevista para octubre de 2020 y que se tuvo que retrasar con motivo de la pandemia. Esta reunión, junto con la Cumbre sobre el Clima 2021, que tendrá lugar en noviembre en Glasgow (Inglaterra), que también tuvo que ser aplazada a este año, serán dos momentos fundamentales para lograr un plan global ambicioso para transformar la relación de la sociedad con la biodiversidad y garantizar que, para 2050, se cumpla la visión compartida de vivir en armonía con la naturaleza.