Los datos, recogidos por el satélite Cryosat entre enero de 2011 y enero de 2014, revelan que solo Groenlandia ve su manto de hielo reducirse unos 375 kilómetros cúbicos de hielo al año, un récord en las dos décadas en las que se llevan efectuando este tipo de mediciones.

Veit Helm, investigador principal del estudio llevado a cabo por el Centro Oceanográfico Helmholtz de Kiel (Alemania) y por el Instituto Alfred Wegener y publicado en la revista científica 'The Cryosphere', señaló que los nuevos mapas de elevación son fotografías del estado actual de las capas de hielo.

Las nuevas mediciones “cubren cerca de 16 millones de kilómetros cuadrados” respecto a modelos anteriores, es decir, el equivalente a la superficie de España.

Se duplica la elevación del nivel del mar
La ESA señala la importancia de evaluar la superficie elevada y el grosor del hielo en Groenlandia para poder comrpeder cómo contribuyen al aumento del nivel mar, además los investigadores afirman que la contribución de las capas de hielo a la elevación del nivel del mar se ha duplicado desde 2009.

Las capas de hielo ganan masa a través de las nevadas y la pierden al derretirse y a través de los glaciares, que descargan parte de ese agua en el interior del océano.

“El manto occidental de la Antártida y la península de la Antártida, muy al oeste, está perdiendo volumen rápidamente. Sin embargo, la parte oriental de la Antártida está ganando volumen, aunque a una tasa moderada que no compensa las pérdidas de las otras partes del continente”, resumió Angelika Humbert, otra de las autoras de la investigación.

Otro reciente estudio del Instituto Potsdam de Investigación de los Impactos del Cambio Climático publicado por la revista científica 'Earth System Dynamics' mostraba que la contribución del deshielo de la Antártida a la subida del nivel del mar a finales de siglo podría ser más del doble de lo que se pensaba y alcanzar los 37 centímetros.

Sumado al resto de factores, causarían un aumento de 1,2 metros y pondrían en riesgo al 70% de la población mundial.

El satélite Cryosat, lanzado en 2010, está equipado con un altímetro que puede medir con precisión la variación de altura de la superficie de hielo, lo que permite a los científicos ver la evolución con una exactitud sin precedentes.