La presencia de osos pardos en los Pirineos es cada vez más notable, después de que el último informe presentado por el Grupo para el Seguimiento Transfronterizo de esta especie sitúe en 52, el total de ejemplares vivos. Un dato que las organizaciones ecologistas califican como muy positivo, y que supone el nacimiento solo este año, de 10 nuevas crías.

No obstante, pese a los buenos resultados en la reintroducción de una especie que en 2018 registraba 40 ejemplares en el área geográfica de los Pirineos, asociaciones como WWF se muestran muy preocupadas ante la muerte en circunstancias poco comunes de uno de estos animales.

De esta forma, la organización ha pedido un informe más detallado, así como el traslado de todas las actuaciones que se están llevando a cabo tras la muerte del animal, encontrado sin vida el 9 de abril. A través de un comunicado, WWF solicita a la Generalitat de Cataluña y al Ministerio de Transición Ecológica los análisis microbiológicos y patológicos, para descartar una posible muerte por envenenamiento.

Por otra parte, desde el Consejo General de Arán destacan que la causa de la muerte de este oso se debe a una pelea con otro macho, que concluía con la caída desde 40 metros de altura de uno de ellos.

Respecto área geográfica del oso pardo en los Pirineos, en 2019 se ampliaba de manera considerable, al haberse hallado numerosos indicios de la presencia de ejemplares de esta especie en territorios cada vez más extensos. Así, y pese a que parte de esta ampliación se debe a un desplazamiento exploratorio de los animales, en la actualidad el área geográfica en esta zona supone 10.400 km2; al menos 3.000 km2 más que antes de 2018.