A esta conclusión ha llegado este nuevo estudio que se ha calificado como el primero en hacer un análisis global del impacto de este fenómeno que revela que la elevada concentración de CO2 en el agua provoca también un aumento anormal de la presencia de este elemento en la sangre arterial de los peces.

"Nuestros resultados son impactantes y tienen enormes implicaciones para la pesca mundial y los ecosistemas marinos en todo el planeta", ha explicado Ben McNeil, experto de la Universidad de Nueva Gales del Sur (UNSW, siglas en inglés) y líder de esta investigación publicada en la revista Nature.

El experto advirtió que el aumento de la contaminación atmosférica por el CO2 provocará que peces y otras especies marinas de lugares con alta concentración de este elemento en el Atlántico Norte, Pacífico y Antártida padecerán problemas de hipercapnia a mediados del siglo.

"Básicamente, el pez se pierde en el mar. El dióxido de carbono afecta a su cerebro y pierde su sentido de dirección y su habilidad para encontrar el camino de regreso a casa. Tampoco saben dónde están sus depredadores", ha remarcado McNeil.

Este problema se registrará "mucho antes de lo que se había previsto y tendrá efectos dañinos más graves de lo que se pensaba", acotó McNeil que precisó que "en 2100 las criaturas de la mitad de la superficie de los océanos del mundo padecerán de hipercapnia".