Australia ha abierto esta veda porque supone una facilidad temporal para que este colectivo tenga acceso a las licencias para cazar canguros, que normalmente están más restringidas.

Una de las peores sequías en las últimas décadas en pleno invierno está azotando al este y sureste del país en todo el territorio de Nueva Gales del Sur, que es 1,5 veces más grande que España, y a casi el 60% de Queensland, que mide casi tanto como México.

Circulan desde hace semanas imágenes de los granjeros desesperados, de los terrenos agrietados por falta de agua, de ganado hambriento y de crías de ovejas moribundas junto a sus madres muertas.

"Australia debería estar avergonzada. Nos preocupamos por un 2% de las ovejas que se muere en los barcos exportadores porque las vemos en vídeo y ¿qué pasa con el 90 por ciento que muere en las praderas?", ha publicado el ganadero australiano Andrew Curro en un mensaje viral en las redes sociales.

El Gobierno federal y el de Nueva Gales del Sur ya han destinado más de 958 millones de euros para ayudar a sobreponer los daños causados por la sequía de este año, en el que en algunas partes del país han tenido el verano más caluroso.

En el pasado mes de junio se sacrificaron 655.621 vacas, un 7,8% más que el mismo mes del año anterior, 2,1 millones de corderos y 869,660 ovejas como consecuencia de la sequía, según datos de la Oficina Australiana de Estadística. Representa un aumento del 12,2% y 39,3% respecto al mismo periodo de 2017.

La sequía extrema también ha causado la subida del precio del forraje hasta 255 euros por tonelada, mientras se buscan alimentos alternativos y se baraja la posibilidad de importar heno.

"El análisis (de los datos) deberá determinar si el cambio climático tiene o no un papel importante la sequía actual. La variabilidad natural del clima es probable que juegue un papel importante", ha precisado Benjamin Henley, experto en Clima y Recursos Hídricos de la Universidad de Melbourne.