El calderón gris, una especie de delfín, puede aprender el "idioma" de otros cetáceos, según demuestra un estudio las Universidades de Saint Andrews (Escocia, Reino Unido) y Turín (Italia) y la Sociedad para el Estudio de los Cetáceos en el Archipiélago Canario (SECAC). 

Tras esta investigación, los responsables llegaron a la conclusión de que algunos mamíferos marinos cuentan con la habilidad para imitar sonidos de sus congéneres, pero que además aporta pruebas del peso que la vida "en sociedad" tiene en cómo se expresan estos animales.

La capacidad de imitar sonidos es una habilidad muy habitual entre muchos tipos de aves, pero que resulta poco frecuente entre los mamíferos terrestres (si se exceptúa, claro está, al hombre) y que, de hecho, solo se ha observado en murciélagos y elefantes.

Sin embargo, ese tipo de aprendizaje se ha visto en muchos mamíferos marinos, entre las distintas especies de ballenas, entre las orcas y, sobre todo, entre los delfines mulares, que la utilizan para desarrollar con el tiempo un sonido único que distingue a cada individuo de todos los demás de su grupo, su "silbido-firma".

El estudio publicado demuestra ahora que hay otro mamífero más que tiene esa capacidad: el calderón gris, también conocido como delfín gris o delfín de Risso (Grampus griseus).

La novedad de este estudio reside, precisamente, en la peculiar historia vital del individuo estudiado, un calderón que quedó varado en 2005, siendo un cachorro, en el puerto de Ancona (Italia) y que se ha criado desde entonces el parque marino Oltremare de Riccione, con once delfines mulares como familia adoptiva.

Los autores de este estudio, entre los que figura el presidente de la SECAC, Vidal Martín, han descubierto que este ejemplar de calderón gris ha desarrollado un tipo de silbido propio, muy similar a los característicos silbidos-firma de los delfín mulares, un comportamiento que no se conocía entre los calderones en libertad.

Pero, además, han comprobado que todo su patrón de silbidos se parece mucho más al de los delfines mulares, que a los de los grupos de calderones grises que habitan en aguas de Canarias.

Los autores del trabajo, publicado en la revista 'Animal cognition', se preguntaron si acaso los calderones grises de Canarias tenían otro registro sonoro diferente de los del Adriático (mar donde nació su ejemplar de estudio), pero verificaron que los silbidos de este animal tampoco se parecen a los de los calderones grises de las Islas Azores, ni a los de la costa de Escocia.

A su juicio, está claro que este ejemplar de calderón gris ha tomado a sus compañeros de piscina -delfines mulares capturados en Cuba y Estados Unidos o nacidos en cautividad- como modelo de sus silbidos, algo que consideran relevante, porque la organización social de los calderones es diferente a la de los delfines.

"Este es uno de los pocos estudios sistemáticos sobre adopción cruzada entre especies de cetáceos y el primero que sugiere que los calderones grises tienen la capacidad de aprender sonidos. Nuestros resultados apuntan también que la experiencia social es un factor principal en el desarrollo del repertorio vocal de estas especies", concluyen los investigadores.