En los últimos 30 años se observado que las mujeres presentan una disminución progresiva de la cantidad de óvulos, y que los hombres tienen una concentración menor de espermatozoides, además de daños tanto en su vitalidad como en su movilidad. Estos daños afectan al ADN de los espermatozoides y provocan desde nacimientos de niños con anomalías a abortos espontáneos.

De acuerdo con esto, el especialista en reproducción asistida, Jan Tesarik, ha argumentado que diferentes factores medioambientales, como contaminación atmosférica, del agua, de la comida y el estrés de la vida cotidiana, son las causas de la peor calidad de óvulos y espermatozoides en los países desarrollados, y los que han provocado un aumento de los tratamientos de fertilidad y de fecundación ‘in vitro’.

Ha añadido también que las mujeres occidentales tienen tendencia a posponer su proyecto reproductivo hasta edades más avanzadas y la calidad de los óvulos tiende a baja y que puede implicar técnicas de reproducción asistida para aumentar su fertilidad.

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