La evaluación epidemiológica, la “más grande hecha hasta la fecha” sobre los efectos a corto plazo de la contaminación del aire, está dirigida por la Escuela de Higiene y Medicina Tropical en Londres, y la Universidad de Fudan (China).

En el análisis han colaborado investigadores del instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (Idaea) del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).

Los expertos han recopilado datos de series temporales correspondientes a 652 ciudades, 45 de ellas españolas, entre las que se encuentran Madrid, Barcelona y Sevilla; y de otros 23 países, como Brasil, Chile, Colombia, México, Estados Unidos y Canadá.

Partículas en pulmones y torrente sanguíneo

El análisis se ha efectuado entre los años 1986 y 2015, a través de “métodos estadísticos avanzados” que han servido para comparar la mortalidad diaria con las concentraciones de contaminación urbana por partículas de suspensión en el aire (PM), emitidas sobre todo por los tubos de escape de los vehículos.

A pesar de que el aumento pueda “parecer pequeño”, el coordinador de la Red de Investigación Colaborativa MCC, Antonio Gasparrini, uno de los principales autores del artículo, ha señalado que “este riesgo puede conducir a un exceso significativo en el número de muertes, dada la exposición generalizada y las grandes poblaciones que viven en zonas urbanas”.

Umbral de exposición y respuesta

El estudio ha permitido una “comparación crítica” del riesgo de las poblaciones en distintas regiones, gracias a la aplicación de la misma metodología de análisis, lo que ha establecido una “asociación positiva” en los 24 países, “independientemente de los niveles de contaminación y entorno socioeconómico”, según señalan los investigadores en un comunicado.

Los expertos no han podido “identificar un umbral” en relación a la exposición-respuesta ya que han encontrado “aumentos significativos” en la mortalidad, “incluso por debajo de los niveles umbrales establecidos en las guías de calidad del aire en la actualidad”.

Los resultados “deben tenerse en cuenta al evaluar los beneficios potenciales de las intervenciones para reducir la contaminación del aire urbano, y al revisar valores umbrales existentes para la salud humana”, según los investigadores.