Un nuevo estudio desarrollado por científicos españoles ha demostrado la acumulación, cada vez mayor en la fauna marina, de residuos procedentes de antidepresivos, antibióticos y cremas solares.

El descubrimiento busca aclarar si existe riesgo para la salud, tanto en los peces como en los humanos, por la progresiva acumulación de fármacos y productos de cuidado personal en el metabolismo de los animales.

De momento, como se ha publicado en la revista Environmental Toxicology and Chemistry, no se han llegado a estudiar los efectos que podrían tener estas sustancias para la vida marina. Pero sí se ha comprobado que cada vez son más los ejemplares por cuyo organismo circulan antidepresivos como la amitriptilina, antibióticos como ciprofloxacin y el filtro ultravioleta oxibenzona.

Hasta ahora ya se había analizado el crecimiento en los niveles de estas sustancias en peces. Pero, como indican los investigadores, estos análisis no se habían extendido a la distribución y posterior eliminación de estos productos en el medio acuático: “La falta de conocimiento en torno a la transformación y la biodegradación de los fármacos y de los productos de cuidado personal puede llevar a infravalorar los verdaderos efectos de la exposición de los peces a estos contaminantes”.

De esta forma, y aunque los autores del estudio recomiendan una investigación en mayor profundidad, se ha observado que estos subproductos, derivados de las transformaciones y metabolitos, producen efectos secundarios en el plasma, el cerebro y el hígado de los peces. Algo que puede afectar al organismo de estas especies marinas al interferir en su metabolismo. Lo que podría tener un efecto más perjudicial para peces y humanos, que los fármacos o cremas sin transformar.