El creciente liderazgo femenino en los organismos o cumbres internacionales ha hecho que su duro trabajo y su voz otorguen mayor fuerza a la lucha contra el cambio climático, del que son, a su vez, las más perjudicadas.

Destacan figuras como la de la sueca Greta Thunberg, la keniata Elizabeth Wathuti, la costarricense y artífice del Acuerdo de París, Christiana Figueres o la actual secretaria ejecutiva de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, la mexicana Patricia Espinosa.

Se trata de mujeres que se han convertido en referentes de la lucha contra el cambio climático, a las que les siguen muchas otras liderando proyectos de transformación verde en países como Chile, Perú o Costa Rica.

Del mismo modo, la ex primera ministra de Noruega, Gro Brundtland, introdujo el término ‘desarrollo sostenible’ en 1987; la keniata Wangari Maathai fue la primera africana en recibir el Premio Nobel de la Paz en 2004 por “su contribución al desarrollo sostenible y a la democracia”.

Además, la líder indígena Berta Cáceres, fue asesinada en 2016 por su lucha por los derechos humanos y el medioambiente en Honduras. En la rama de los árboles que sembró se encuentra ahora la indígena waorani Nemonte Nenquimo.

Nequimo asegura que su amor por la naturaleza y su lucha para mantener su territorio a salvo comenzó desde muy pequeña, y su voz la hizo ganar en 2020 el Premio Medioambiental Goldman, considerado el ‘Nobel’ del medioambiente.

Al igual que ella, Alexandra Narváez, líder de la comunidad cofán de Sinangoe, trabaja a diario para que las empresas mineras no penetren en su territorio, situado en la Amazonía ecuatoriana. Su cargo es el de guardiana de la comunidad, un puesto que siempre había sido ocupado por hombres.

Desde el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), su especialista Andrea Quesada asegura que se están tendiendo puentes entre las necesidades de las mujeres indígenas y rurales y los gobiernos.

Su objetivo principal, por tanto, es el de desarrollar proyectos que contribuyan a la sostenibilidad de la vida en territorio y al empoderamiento de más mujeres, para que puedan salir al escenario público a defender la naturaleza.