Esta es la principal conclusión de 'La Calidad el aire en la ciudad de Madrid en 2016', el informe que elabora anualmente la ONG Ecologistas en Acción.

El estudio analiza los registros oficiales de contaminantes ambientales que ofrecen las 24 estaciones de medición del Ayuntamiento de Madrid a la luz de los límites legales que establecen para los mismos la Unión Europea y la Organización Mundial de la Salud (OMS), estos últimos mucho más estrictos.

Sus portavoces en materia de contaminación atmosférica, Juan Bárcena y Juan García Vicente, han subrayado que atajar este problema implica abordar su principal causa: el tráfico rodado.

En los tres principales contaminantes ambientales: el dióxido de nitrógeno (NO2), el ozono troposférico (O3) y las partículas en suspensión (PM10 y Pm2,5) las situaciones de superación fueron “graves” teniendo en cuenta que las concentraciones de los mismos provocan la aparición y el agravamiento de enfermedades respiratorias y vasculares, entre otras, según reconoce la propia OMS.

Los ecologistas han recordado que este contaminante es el que han falseado los fabricantes de coches, lo que implica que muchos vehículos nuevos que circulan emitan más NO2 de lo permitido por normativa, y más que otros más antiguos.

En el informe, los ecologistas también han explicado que para acabar con el tráfico rodado, el principal problema, hay que reducirlo con medias de movilidad sostenible.

Un mayor uso de la bicicleta, un plan de movilidad peatonal, más vehículos eléctricos o establecer límites de velocidad de 70-80 km/h son otras de las medidas propuestas por los ecologistas, quienes han apelado al Gobierno de la Comunidad de Madrid y a los municipios del área metropolitana a desarrollar aparcamientos disuasorios y a trabajar conjuntamente en un plan de movilidad sostenible regional.