Tener un coche que contamina más, nos puede salir más caro. El Ministerio de Medio Ambiente estudia cambiar la fiscalidad del automóvil, penalizando así a los vehículos con motores diésel. También baraja encarecer el impuesto de circulación para este tipo de coches. Todo ello, para evitar imágenes como estas en las grandes ciudades. Los motores diésel emiten menos CO2, pero en cambio, desprenden gran cantidad de dióxido de nitrógeno y otras partículas más contaminates.

El objetivo a largo plazo sería renovar el parque automovilístico español con turismos más limpios. En Barcelona fomentarán el uso del coche eléctrico y restringirán la circulación de taxis libres por las calles. Quien quiera coger uno, tendrá que acudir a una parada.  En otras capitales europeas ya han puesto en práctica algunas altenativas para mejorar la calidad del aire. Londres promueve la circulación de coches eléctricos y restringe el tráfico de camiones, a la vez que revoca la licencia a los taxis de más de 15 años. En París, por ejemplo, han decidido recudir la velocidad permitida a límites muy bajos. Y el uso de transporte público y bicicletas está muy generalizado en Bruselas o Amsterdam.