Cerca de 400 cadáveres de ballenas han sido localizados en los últimos meses, lo que supone que se haya producido la muerte masiva de cetáceos más importantes de las últimas décadas en todo el mundo.

El caso presenta una gravedad especial ante la posibilidad de que la mayor parte de estas muertes hayan sido mantenidas en secreto durante cinco meses.

Unas cifras devastadoras. Pero estos hechos comenzaron en abril del año pasado cuando descubrieron los primeros 20 cuerpos que la marea había depositado en el Golfo de Penas, situado en plena Patagonia chilena a unos 1650 km al sur de Santiago de Chile, la capital del país.

Por ello, muchos investigadores se pusieron manos a la obra y tras la pista de este suceso. Así, un grupo de científicos bajo la dirección de Vreni Haüssermann, directora de la Estación Científica Huinay ha realizado las primeras investigaciones en busca de la causa de las muertes de los cetáceos.

Así, tras recibir la denuncia del avistamiento de los cetáceos muertos, el SNPA (Servicio Nal. de Pesca y Acuicultura) organizó una expedición a la zona contando con la colaboración de diversos especialistas y se confirmó la presencia de 19 cadáveres más, en distintos estado de descomposición.

Tras días de estudio, los expertos llegaron a la conclusión de que los cetáceos encontradas son de la especie Rorcual Norteño o Ballenas Sei, un animal capaz de nadar a 50 km/h y que suele avistarse solo o en grupos de no más de cinco o seis ejemplares.

Algunos consideran que es posible que hayan ingerido plancton infectado con algas del tipo dinoflageladas, que causan lo que comúnmente se conoce como 'marea roja' o de que hayan sido atacadas por un virus, pero en realidad 5 meses después de la primera aparición, aun no hay una explicación científica 'oficial', salvo que no han muerto por causa directa de la mano del hombre.