Con 4.400 kilómetros cuadrados, el Gran Lago Salado se extiende por el estado de Utah, al oeste de Estados Unidos, y es el cuerpo de agua más grande del país después de los Grandes Lagos. Los ríos y arroyos cercanos vierten sus aguas en el Gran Lago Salado, donde la única salida para estas es la evaporación.

Este lago, además, alberga más de 240 especies de aves migratorias que acuden allí a alimentarse de los camarones e insectos propios de este hábitat.

Desde hace más de 150 años, los habitantes de esta zona han tomado más agua de la que la cuenca recibía, y la han destinado para usos agrarios, industriales o para el propio consumo humano, lo que ha provocado el descenso de sus aguas. Ahora, unas fotos de la NASA tomadas por satélite muestran este receso.

También, los últimos cinco años de sequía en el oeste estadounidense han contribuido a reducir su volumen, que ha caído un 48%. En octubre de 2016 el Gran Lago Salado alcanzó su nivel más bajo y llegó a los 1.277,5 metros de media entre los brazos norte y sur.

Este problema tiene graves consecuencias para la fauna del lugar y para las personas que se ganan la vida con la pesca, la extracción de sal o a través de negocios turísticos.