La conclusión principal del informe titulado 'Prevenir enfermedades a través de ambientes saludables' es que un 23% de la mortalidad mundial se puede atribuir a causas ambientales: 12,6 millones de muertes, la mayoría de los cuales podría evitarse.

De los 12,6 millones, 8,2 millones de personas mueren anualmente de causas relacionadas con la contaminación del aire (interior y exterior), incluido el tabaquismo pasivo. Un pobre acceso al agua potable y al saneamiento; la contaminación con químicos y agentes biológicos depositados en el suelo; y el cambio climático entre muchos otros provocan el resto de fallecimientos ligados a la insalubridad del ambiente.

Por otro lado, con respecto a las enfermedades que provocan las muertes relacionadas con el medioambiente, la Organización Mundial de la Salud calcula que 2,5 personas mueren anualmente de accidente vasculares cerebrales; otros 2,3 fallecen por cardiopatías isquémicas; y 1,7 millones perecen por traumatismos no intencionales como accidentes de circulación.

1,7 millones mueren de cáncer; 1,4 millones fallecen de afecciones respiratorias crónicas; 846.000 perecen de enfermedades diarreicas; 567.000 de infecciones respiratorias; 270.000 de afecciones neonatales; 259.000 de malaria; y 246.000 de traumatismos voluntarios (suicidios). 

En el estudio también se detallan estos datos por regiones. Así, el sudeste asiático y el Pacífico occidental son las zonas más afectadas por los riesgos medioambientales, ya que en conjunto acumulan 7,3 millones de decesos, la mayoría de ellos atribuibles a la polución del aire interior y exterior.

Más en concreto la región del sudeste asiático  contabiliza anualmente 3,8 millones de muertes ligadas a la insalubridad del medio ambiente; y la región del Pacífico occidental acumula 3,5 millones. 

África, por su parte, registra anualmente 2,2 millones de decesos; Europa 1,4 millones; la región del Mediterráneo oriental 854.000; y la región de las Américas 847.000. Algunas de las estrategias apuntadas por la OMS para luchar contra la insalubridad del ambiente pasa por reducir el uso de combustible sólidos en la cocción de alimentos, el alumbrado y la calefacción interior.