La aparición temprana de este lepidóptero se debe al incremento de las temperaturas y a la escasez de lluvias, dos de las consecuencias del cambio climático.
ANECPLA describe a la oruga procesionaria del pino como peligrosa para el hombre, ya que produce dermatitis, lesiones oculares, urticaria, y fuertes reacciones alérgicas. Además, recuerda que puede llegar a ser mortal para los animales domésticos y causar importantes pérdidas económicas y medioambientales.
No obstante, la organización ha especificado que no es preciso tener contacto directo con un ejemplar, puesto que si la oruga se siente amenazada, lanza sus pelos o tricomas al aire y son estos los que generan las irritaciones y alergias.
En este sentido, la Asociación ha alertado de que el pasado 11 de febrero dos hermanas, de 5 y 10 años, tuvieron que ser atendidas de urgencia tras entrar en contacto una oruga mientras paseaban con sus padres por el parque ceutí de San Amaro.
Para evitar problemas, ANECPLA recomienda seguir los tratamientos de prevención y control, poner trampas de feromonas e instalar barreras físicas en los lugares más sensibles de ser infectados.
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