Diez años después de la publicación de su primera iniciativa para que el mundo utilice energía de fuentes renovables, un equipo científico de la Universidad de Stanford (EE.UU.), ha difundido sus soluciones de bajo coste para crear una red energética estable en 24 regiones del planeta.

El estudio señala que el calentamiento global, la contaminación del aire y la inseguridad energética son tres de los grandes problemas que encara la humanidad.

El informe de 118 páginas emplea dos paradigmas: "business usual" o BUA, las palabras en inglés para que "las cosas sigan como van", y "wind-water-solar", o WWS esto es viento, agua y sol.

Este itinerario de propuestas apunta a una transición total de energía BUA para todos los usos a energía, eficiencia y almacenamiento de WWS hacia 2050, "con al menos 80 % para 2030", explicaron los científicos.

Entre 4 y 9 millones de personas mueren cada año a causa de la contaminación del aire. Si no se reduce rápidamente el uso de combustibles fósiles, la demanda creciente de energía fósil cada vez más escada conducirá a la inestabilidad económica, social y política e incentivará el conflicto internacional, según aseguran los investigadores que han participado en el informe.

La transición a un sistema WWS requeriría una inversión inicial de 73.000 millones de dólares en todo el mundo, "pero esto se amortizaría por sí mismo a lo largo del tiempo por la venta de energía", señaló el informe.

El estudio calcula que la transición a ese sistema, con primacía de la energía producida por el viento, el sol y las plantas hidroeléctricas, crearía 54,5 millones de empleos, con 24,4 millones en obras de construcción y 30,2 en la operación, y conllevaría la pérdida de 25,9 millones de puestos de trabajo en el sistema energético BAU.

El estudio contiene tablas, estadísticas, gráficas y cálculos para las regiones de África, América Central, Asia Central, Europa, Oriente Medio, América del Sur y el sudeste de Asia; y por países para Australia, Canadá, China, Cuba, Haití, Islandia, la India, Israel, Jamaica, Japón, Mauricio, Nueva Zelanda, las Filipinas, Rusia, Corea del Sur, Taiwán y Estados Unidos.

A nivel mundial, el sistema WWS reduce el uso final de energía en un 57,1 %; reduce el costo agregado de la energía privada en un 61 % de 17.700 millones a 6.800 millones de dólares anuales; y los costes sociales agregados (privados más salud y clima) un 91 % de 76.100 millones a 6.800 millones de dólares anales", concluye el estudio publicado en revista One Earth.