Ante los altos niveles de contaminación registrados, desde la semana pasada, y que superan los umbrales de alerta, la prefectura decidió prolongar el dispositivo de la llamada 'circulación alterna' en la capital y en las 22 localidades limítrofes.

Estos niveles tan altos de contaminación podrían estar provocados por las emisiones de micropartículas de las calefacciones, en particular las de leña, del tráfico y de la industria, coincidiendo con una situación meteorológica de un anticiclón persistente sin viento que favorece una fuerte inversión térmica entre el día y la noche.

Cuando en 2014 se utilizó la medida de prohibir la circulación de algunos coches, se redujo la contaminación entre el 6 y el 10% mediante una disminución del tráfico del 18 % en París y del 13 % en la 'pequeña corona' de las ciudades limítrofes.

Así, la policía ha instalado más de un centenar de puntos de control en los accesos a la ciudad y en el interior de París para verificar que se cumplían las prohibiciones de circular e incluso ya ha impuesto  1.746 multas (35 euros y la inmovilización del vehículo).

La 'circulación alterna' contempla excepciones para los considerados 'vehículos limpios' como los eléctricos e híbridos, así como para ambulancias, servicios de urgencia, misiones oficiales, taxis, autocares, coches de autoescuela, camiones frigoríficos y otros repartidores y aquellos con matrícula extranjera.

Por otro lado, también se establece una reducción de las velocidades máximas en 20 kilómetros por hora así como la obligación para los camiones que sólo están de paso de entrar en París o en su periférico o una reducción de las emisiones de los centros industriales.

Estas restricciones afectan, además de a París, a Normandía, a las áreas fronterizas con Bélgica en torno a Lille, a Alsacia (Estrasburgo) o al corredor del Ródano, y en particular a Lyon.