Es un nuevo estudio publicado en la revista 'Nature Climate Change', los científicos recomiendan la reducción de todos los factores de estrés que afectan a la Gran Barrera a través de políticas que busquen la protección y conservación de este área declarada por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad en 1981.

Con este reciente estudio del Gobierno australiano, se ha explicado que en 2014, la Gran Barrera en los últimos 40 años perdió más de la mitad de sus corales y que es "pobre y se espera un mayor deterioro en el futuro".

"Nuestro estudio muestra que cada factor estresante en la Barrera ha escalado por décadas, debido a la pesca, a la contaminación o el desarrollo costero y ahora en los últimos veinte años vemos el impacto del cambio climático", ha explicado el coautor del estudio Terry Hugues de la Universidad James Cook.

Otro de los coautores, el científico Jon Brodie de la Universidad James Cook, dijo que el reto es "utilizar el conocimiento científico para prevenir mayores daños y dar a la Gran Barrera el espacio necesario que le permita recuperarse".

El documento de los científicos contempla seis medidas claves para restaurar el esplendor de la Gran Barrera que incluye un mayor énfasis en su conservación y protección, el abandono de los combustibles fósiles para hacer frente al cambio climático y leyes contra el vertido de deshechos de dragado en el área protegida, entre otros.

El Comité de Patrimonio de la Humanidad de la Unesco deberá decidir este año si incluye a la Gran Barrera de Coral en la lista de lugares en peligro, una decisión que aplazó a mediados de 2014 para dar la oportunidad al Gobierno australiano de demostrar que está adoptando medidas para mejorar la salud de la zona.

La Gran Barrera, que alberga 400 tipos de coral, 1.500 especies de peces y 4.000 variedades de moluscos, comenzó a deteriorarse en la década de 1990 por el doble impacto del calentamiento del agua del mar y el aumento de su acidez por la mayor presencia de dióxido de carbono en la atmósfera.