La falta de previsión de la Junta de Andalucía y del Gobierno puede suponer un problema para la conservación de la tortuga mora. 

Ante la modificación del Código Penal que, entre otras cosas, endurece las penas por posesión de animales protegidos, se está produciendo en las últimas semanas una entrega masiva de ejemplares de tortuga mora en cautividad.

Distintas asociaciones consideran que un cambio legislativo, como el de ahora, de aplicación general a todas las especies amenazadas, puede tener consecuencias graves sobre la conservación de algunas especies.

Uno de los casos es el caso de la tortuga mora, especie típica del sureste peninsular y cuyas mejores poblaciones en España se encuentran en Almería y Murcia que se encuentra en peligro de extinición pero se sigue capturando para el comercio ilegal.

Con la llegada de nuevos ejemplares a los Centros de Recuperación de Especies Amenazadas, la opción más lógica sería liberarlas al medio y repoblar así las poblaciones silvestres. 
Pero la realidad es que, según los expertos, no hay una escasez de ejemplares silvestres sino de hábitats adecuados para que sobrevivan.

Es decir, para que no haya riesgos de hibridación genética o de transmisión de enfermedades, no se deben liberar tortugas que provengan de otros lugares aunque pertenezcan a la misma especie. 

La tortuga mora o Testudo graeca presente en España llega a medir unos 18 cm. Su caparazón es abombado y de tonos amarillentos a verde oliva, aunque algunos ejemplares presentan un caparazón casi negro. Las placas que forman este caparazón suelen tener los bordes negros y una mancha negra en su interior.

Algo característico de la tortuga mora y que la distingue de la tortuga mediterránea es que la placa supracaudal (la que está encima de la cola) no está dividida.