La contaminación por ozono sería responsable de un alto número de muertes en ciudades de todo el mundo. Como recoge un nuevo macroestudio sobre este tema, en el que ha participado el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), unos estándares más estrictos en la calidad del aire supondrían una notable reducción en el número de fallecidos.

De hecho, adoptar los valores marcados desde entidades internacionales como la Organización Internacional de la Salud (OMS), podría llegar a evitar más de 6.000 muertes, de los 50 millones de fallecimientos analizados en todo el mundo. Para llevar a cabo la investigación, se ha estudiado la mortalidad diaria, el clima y los contaminantes aéreos en más de 400 ciudades del planeta.

En la actualidad, los estándares acerca de unos niveles correctos para mantener la buena calidad del aire, varían entre los 100 microgramos por metro cúbico de aire ambiente, y los 160. Y mientras que la OMS recomienda la mínima exposición al ozono, recoge también que el 80% de la población urbana mundial respiraría niveles muy superiores a los recomendados.

De esta forma, la elevación de tan solo 10 microgramos por metro cúbico de ozono de un día al siguiente supone un aumento del 0,18% en el riesgo de mortalidad por contaminación del aire respirable. Unos datos, que refuerzan los resultados del estudio de que mantener estos niveles de contaminación suponen cada año más de 6.000 muertes adicionales que podrían haberse evitado.