Tras una "enfermedad crónica" que a punto estuvo de sentenciar su muerte, "la naturaleza da hoy una segunda oportunidad" a las Tablas de Daimiel, cargadas de agua y de vigor para enfrentarse, según el director del Parque Nacional, Carlos Ruiz, a otra temida amenaza, la contaminación.

Gracias a las lluvias de estos últimos años, las Tablas de Daimiel vuelven a componerse. Sin embargo, todavía hay que solucionar el problema de la contaminación, ya que impide a día de hoy la recuperación ambiental. El foco del problema viene de las industrias y las almazaras que dañan a los ríos Guadiana y Cigüela, y a su vez al ecosistema acuático del parque, que no acaba de funcionar del todo.

Carlos Ruiz ha señalado que todavía queda trabajo para concienciar sobre todo a las industrias agroalimentarias de la zona, y que "aunque la naturaleza le ha dado una segunda oportunidad al parque, cada vez vienen menos aves al lugar (sólo unas 5.000 cuando no hace ni un lustro sobrepasaban los 10.000)".

Además, Ruiz señala que las aves no paran en las Tablas porque la contaminación ha hecho desaparecer las praderas de ovas que sirven a muchas especies -como el pato colorado- de base alimenticia, además de oxigenar el agua y fijar el sedimento; esta vegetación subacuática es "uno de los mejores bioindicadores" de la situación real del Parque.

No hay que olvidar que las Tablas de Daimiel es un ecosistema formado a partir del desbordamiento de ríos y gracias a su escasez de pendientes.